Mirando a Berlín

ALEMANIA ocupa este semestre la presidencia de la UE lo que ha suscitado una especie de anhelo colectivo que mira hacia Berlín con la esperanza de que la primera potencia de la Unión saque al proyecto integrador de su crisis. Europa está paralizada desde 2005; desde que Francia se negó en referéndum a acatar la Constitución Europea, que, al margen de sus contenidos ideológicos, introducía procedimientos institucionales que hubieran permitido la gestión de un ente cuasi federal que ha crecido desaforadamente en poco tiempo, y cuyas endebles estructuras orgánicas no dan más de sí. La canciller Merkel ha pedido que se rebaje la euforia porque que su especialidad no son los milagros; pero la aportacion fracesa y alemana es clave para salvar un proyecto que, en todo caso, resulta irreversible e irrenunciable.