TRIBUNA
2007, año europeo de la igualdad de oportunidades La felicitación de ETA
HACE unos meses el Parlamento Europeo y el Consejo adoptaron una decisión conjunta por la que se establecía el año 2007 como «Año Europeo de la Igualdad de Oportunidades para Todos - Hacia una sociedad justa». Su fundamento múltiple explicitaba la «no discriminación» como principio rector de la Unión Europea y la prohibición de la discriminación establecida en la Carta de Derechos Fundamentales que ampara en materia de igualdad de trato a todas las personas de la Unión Europea. Sin embargo, diez años después del «Año contra el Racismo», la discriminación por motivos de sexo, origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual, entre otras, están latentes en el seno de los países de la Unión. Resulta loable que los objetivos del Año Europeo sean «concienciar» sobre el derecho a la igualdad y a no sufrir discriminación, así como la problemática de la discriminación múltiple, «estimular» su debate sobre las formas de aumentar la participación de los grupos víctimas de discriminación y la participación equilibrada entre hombres y mujeres, «reconocer» y facilitar la diversidad y la igualdad, subrayando la aportación positiva de las personas y las ventajas de la diversidad, y finalmente, «promover el respeto» para combatir los estereotipos, prejuicios y violencia. No obstante necesitamos algo más que un «Año Europeo», necesitamos leyes, políticas y medidas, remover obstáculos y sobre todo que en las instituciones públicas y privadas, sus responsables interioricen que la lucha contra la discriminación constituye un eslabón esencial de toda política de integración, que no solo garantiza la cohesión social, sino que es indispensable en la lucha contra la exclusión de colectivos desfavorecidos. Hay que insistir en promover desde la infancia los valores de tolerancia, paz, igualdad, diversidad y justicia, y hay que dar al artículo 21 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea toda la profundidad y alcance posible contra «todo tipo de discriminación» reclamando que esto se traduzca de forma jurídica vinculante en los hechos. Es hora de reivindicar la «acción positiva frente a la discriminación y la desigualdad, acción positiva o justicia distributiva o igualdad afirmativa, como se quiera formular, pero nunca en confuso concepto de «discriminación positiva», por que de lo que se trata es de reclamar una intervención activa por parte de instituciones para restablecer un equilibrio dañado que vulnera dignidad y derecho de las personas. Hay también necesidad de completar la legislación y de crear los organismos previstos, como es el caso del Consejo defensor de la Igualdad de Trato, un órgano antidiscriminatorio que tanto se retrasa en nuestro país. El Año Europeo es una oportunidad no sólo de tomar conciencia sino de adoptar las medidas oportunas, y aprobar una Ley Integral contra el Racismo y la Intolerancia. SE LA HA mandado a Zapatero, a Rubalcaba y a todos los españoles coincidiendo con el final del año que se ha ido: 200 kilos de «buenos deseos» en un coche bomba. ETA ha roto la tregua con el atentado de Barajas, así que la culpable del terrorismo antes, en y después de la tregua es ella y nadie más. Nunca abandonó la violencia, pues no dejó la extorsión ni la lucha callejera. Quiere todo y lo dice: autodeterminación seguida de independencia, Navarra, excarcelación y aministía, mesa de partidos y todo lo demás que se tercie. Al ver que no lo conseguía, lanzó varias advertencias y al final hizo lo que sabe hacer: poner bombas; sin muertos hoy, mañana ya veremos. Dicho esto, cada quién tiene que asumir la responsabilidad que le toque, empezando por el gobierno y por su propio presidente Zapatero, aunque eso suponga tragarse la vergüenza y el rídículo en el que la banda le ha puesto después de un balance angélico, efectuado apenas unas horas antes de que hablasen las bombas. En ese balance el propio presidente pidió que se le juzgase por el proceso de paz, así que no podrá sustraerse a ese juicio. Juicio severo porque ha actuado en todo este tiempo con una ligereza que un presidente de gobierno no puede permitirse, ya que maneja las riendas del Estado. Porque tiene que cumplir y hacer cumplir las leyes. Porque tiene que proteger a los ciudadanos de la violencia terrorista y de cualquier otra que amenace sus vidas y sus haciendas. Esa es su primera obligación y no ha cumplido. Tras un tiempo indeterminado de contactos secretos, pidió una autorización al Parlamento para negociar con la banda una vez que ésta renunciase a la violencia. Jamás lo hizo, pero las negociaciones oficiales empezaron, en clara perversión de la autorización parlamentaria. No informó a la Cámara del curso de las mismas, aunque sí emitió una declaración en el Parlamento -no al Parlamento, nótese la diferencia- en la que no permitió debates ni preguntas. No parece haber juzgado acertadamente el anuncio de la banda de no cometer atentados -22 de marzo del 2006- porque ETA se ha hecho más fuerte en estos meses hasta que ha decidido romper la tregua sin previo aviso. El Fiscal General del Estado ha sido muy benigno en pedir penas a los terroristas, lo que se interpreta como un gesto de benevolencia con ETA. Miró para otro lado cuando se mandaron cartas de extorsión o cuando se quemó un comercio cerca de Pamplona. Dudó hasta el último momento de que ETA hubiera robado armas en Francia. Ahora suspende el diálogo con la banda, sin que sepamos a ciencia cierta qué se esconde bajo tan medidas palabras. Y Batasuna anda libremente dando ruedas de prensa cuando se le antoja y solidarizándose con las víctimas de un atentado que no quiere condenar. Zapatero ha llamado varias veces a Rajoy, pero ha desvelado lo tratado en cuantas entrevistas han celebrado: sólo quería hacerse la foto. Y él mismo, los suyos del gobierno, los suyos del partido y el imperio mediático fácilmente reconocible han tratado de echar la culpa al Partido Popular y al mismo Rajoy de que el proceso se estanque o se malogre. Pero no tienen el menor rubor en cogobernar en Cataluña -¡ay, los perfumes de Barcelona!- con quien pidió a ETA en Perpiñán que no cometiese atentados allí. Zapatero no ha tenido ninguna experiencia como gobernante hasta que llegó a la Moncloa y eso se le nota para mal. Vive en una mezcla de símbolos, ideología, ensoñaciones, odios políticos y guerracivilidad. Todo ello pegado con un angelismo en el que ya no puede creerse porque a un gobernante se le juzga por lo que hace, o sea por sus resultados y no por sus palabras. En fin, o mucho me equivoco o ahora tratará de llevar a sus últimas consecuencias el pacto del Tinell, por el que se comprometieron socialistas y nacionalistas a marginar al PP de la vida pública. La receta siempre ha sido la misma: cuando hay dificultades, se echan las culpas al adversario y se saca lo de la guerra civil. Pues no, él manda y a él le incumbe la responsabilidad, a ver qué hace ahora. Aunque en fin, la política es la única actividad humana en la que se culpa al contrario de los errores propios. Lo dijo Clemenceau, el gran político francés; pero claro, Clemenceau levantó a Francia.