La distinción

CUANDO llegamos a este mundo todo había empezado. Siendo así, mientras crecemos y vivimos estamos predestinados a incorporamos en ese mundo que encontramos. En el proceso de integración nos encontramos envueltos en su circularidad fundamental: el mundo estaba ya ahí cuando nuestra madre nos parió. A partir de ese momento nosotros somos una parte del mundo. ¿Cómo participamos en la construcción de nuestro mundo?. Si nos proponemos la alternativa inteligente tendremos el mundo que nos gustaría tener; sí no participamos activamente en la construcción, pasamos a ser peones, dejamos que unos pocos, que se erigen en amos y señores, tomen el poder económico y político, ellos, no nosotros, tomarán las decisiones. Sí estamos fuera del campo del poder, quedamos sin alternativa, sin capacidad. En esas circunstancias nuestra inteligencia, nuestras discusiones, nuestras opiniones operan en el vacío. O sea, no tienen valor, ni producen efecto de cambio. Es evidente, cada hombre puede mirar la realidad a su manera. Lo que ocurre es que unos miran y no ven; otros, la ven desde su ventana o su pueblo (León solo); otros la ven como les dicen que la vean ( Según Rajoy, España, con Zapatero, no sabe a donde va. Sólo le falta decir que los murciélagos se comen a los gatos. Habrá quién se lo cree). Afortunadamente, por eso el mundo mejora lentamente, hay unos pocos que ven más allá: investigan para conocer las causas que hacen que pasen las cosas que pasan sin querer que pasen, y porque no pasa las que necesitamos que pasen. Una vez llegado a este punto, procede abundar en la pregunta: ¿Por qué no pasa lo que queremos qué pase, y pasa lo que no necesitamos que pases? Ver esto requiere una reflexión profunda, conocimiento y sabiduría para cambiar algunas reglas. El origen de todo es que se ha consolidado un sistema político y económico basado en las desigualdades que reproduce indefinidamente las desigualdades, porque las necesita. En definitiva, para mejorar les propongo el ejercicio de eso que llamamos pensar las cosas que pasan y de pensar porque pasan para llegar a ese otro mundo más razonable. También les propongo a aprender a hacer distinciones para poner en su sitio el sinsentido y las falsedades. Algunas veces pasarse de listos sale bien. Pero no siempre. Por ejemplo, al PP. le salió mal insistir en la mentira de « las armas de destrucción masiva» y decir que había sido ETA la que participo en el atentado de los trenes, el 11 de Marzo. En algunos países de nuestro entorno, si el líder de un partido falsea la realidad para llegar al poder lo pasa mal.