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TRIBUNA

El referéndum de la historia

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L a Historia ha sido el auténtico referéndum para la formación del Estado de las Autonomías en España. La Historia de los últimos mil años ha sido la base de la formación de las regiones primero y de las autonomías después. Sin embargo, hay una excepción ,la región leonesa que, a pesar de ser una región igual a las demás, no obtuvo su Autonomía ¿qué dice la Historia?. La Historia demuestra que León es precisamente la región española más antagónica a Castilla. He aquí algunos argumentos sacados de la propia Historia. Desde la fundación del Reino de León el año 910 hasta el año 1037 todos los Reyes de León sin excepción tuvieron más problemas con Castilla, que era sólo un condado, que con los enemigos naturales, los musulmanes. Más que una ayuda, Castilla fue una rémora en la reconquista. La traición de los condes castellanos le costó a Ordoño II la derrota de Valdejunquera. La traición del conde castellano Fernán González impidió el final de la Reconquista a manos de Ramiro II, según palabras del historiador arabista francés, Evariste Leví Provenzal. Pero una de las peores acciones que sufrió el Reino de León, fue la traición del conde castellano García Gómez, yerno de Fernán González, quien tuvo la osadía de acompañar al general musulmán Almanzor a la destrucción de la ciudad de León. Hasta tuvo el atrevimiento de autotitularse Rey de León el año 990. A partir del año 1037, Fernando I, conde de Castilla, aunque se había autoproclamado Rey, es ungido Rey de León. Por primera vez, Castilla creyó haber logrado parte de su sueño, igualar en grandeza a León. Faltaba la segunda parte, tener hegemonía sobre el Viejo Reino: la gran ilusión castellana. Mientras creen estar a la misma altura, parece que Castilla está quieta, pero sólo lo parece. Con Alfonso VI, Castilla se las apaña para que las nuevas tierras de Toledo y su Reino, conquistadas a los musulmanes por los leoneses, sean unidas a Castilla y no a León, que es quien tenía todos los derechos. Pero Castilla busca la ayuda de la Iglesia y la balanza se inclina a favor de Castilla. El Reino de Toledo se hace castellano. Con la Reina Urraca, Castilla se une al esposo de aquella, Alfonso I el Batallador para intentar destruir el Reino de León. Hasta consiguen ayuda de algunos nobles gallegos. Pero doña Urraca es mucha mujer y no lo consiguen. Con Alfonso VII, el Emperador de España, las intrigas y los intereses individuales de muchos nobles castellanos «obligan» al bueno de Alfonso VII a dividir las tierras y separar nuevamente León de Castilla. El nuevo Rey castellano, Sancho III, que reinó poco más de un año, hizo lo único que sabía hacer: invadir las tierras leonesas de los Campos Góticos, otro de los objetos de deseo de Castilla. La gran ambición de Castilla era tener hegemonía sobre León y para conseguirlo recurrió a todo: perjuros, ataques despiadados, traiciones, todo era válido para lograr sus objetivos. La llegada a la Corona de Castilla de Alfonso VIII, tal vez el peor enemigo de León en toda la historia, fue similar a la de su padre: invadir las tierras leonesas de los Campos Góticos. Esas tierras eran una obsesión castellana .Muchos pactos hizo, prometiendo devolverlas y, a pesar de reinar más de cincuenta años, jamás cumplió sus compromisos, un auténtico depredador. Como remate final está el caso de Sancho II, Rey de Castilla. Éste, descontento con la herencia recibida de su padre, Fernando I, esperó a la muerte de su madre, la Reina Sancha a la que respetaba, para atacar a todos sus hermanos con el ánimo de unificar todas las tierras de sus padres en sus manos. Después de derrotar a su hermano García I de Galicia, atacó a Alfonso VI, de León a quien, después de una sucia traición, consiguió derrotar. Sancho acariciaba el sueño eterno castellano: tener a León bajo la hegemonía de Castilla. El deseo tan largamente esperado estaba a punto de cumplirse. Pero ocurrió el milagro. Sancho tenía cercada a Zamora, último obstáculo de la victoria final. Zamora estaba a punto de entregarse, cuando un audaz soldado zamorano, Bellido Dolfos, jugándose la vida, en un alarde de astucia y valentía, consiguió engañar a Sancho y le quitó la vida. El sueño castellano se esfumó. Fue el único momento de la Historia en el que el Reino de León estuvo en verdadero peligro de perder su prestigio y su hegemonía en beneficio de Castilla. Las leyendas, los cronistas y los juglares escribían con frecuencia desde Castilla en los siglos XII y XIII con una clara hostilidad antileonesa, especialmente en tiempos de Alfonso VIII. La Historia es muy clara. Los castellanos nunca supieron o no quisieron convivir con los leoneses. Esto demuestra que León y Castilla han sido los dos Reinos más antagónicos en la Historia de España porque Castilla nunca soportó la hegemonía de León. Esto es totalmente evidente A partir del siglo XIII, cuando ambos Reinos estaban en plan de igualdad, fueron capaces de caminar juntos, nunca solos, al lado de otros Reinos como Galicia, Asturias y Extremadura, sin que ningún reino tuviera hegemonía alguna sobre los demás. Jamás caminaron solos Así pues, nunca nadie, reino o región tuvo hegemonía sobre el Reino de León. Este es el verdadero referéndum que acredita al 100% el derecho de León a tener su propia Autonomía, exactamente igual que los demás, ni más, ni menos. Hay que respetar la realidad de la Historia, hay que respetar los hechos Después de caminar juntos durante cientos de años en paz llega el año 1983. Varios caciques, según palabras de algún socialista, integraron al Reino de León en Valladolid, que no en Castilla, que a su vez quedó despedazada. Lo que Castilla no consiguió en más de mil años, lo consiguieron unos caciques, humillando a León, como si fuera un paria, con el visto bueno de políticos leoneses a quienes nosotros pagamos su sueldo. Esos caciques lo primero que han hecho es ocultar y manipular la Historia de León, creando una nueva historia que han homologado como auténtica. Con su proceder, nos dejan a los leoneses a merced del gobierno de cada momento. Ellos saben muy bien que un pueblo sin las raíces de su Historia es un pueblo sin futuro. Ellos marcarán nuestro futuro por decreto, un futuro que ya está ahí. Si en 1983 alguien hubiera pronosticado que en 2006 la mitad de la juventud leonesa se habría visto obligada a emigrar para poder vivir y que la Catedral de León y otros importantes Monumentos leoneses se estuvieran cayendo en pedazos, nadie hubiera dado crédito al pronóstico. Sin embargo, ésta es la realidad, éste es el futuro que los caciques nos han marcado.

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