Siempreviva del Etna

DEFENDER la biodiversidad no solo es apostar por que se conserven animales grandes y raros, como la ballena azul, el gorila, el lince ibérico o el quebrantahuesos, sino también preocuparse por plantitas que parecen insignificantes y culturas minoritarias que no gozan de la propaganda de la modernidad, raíces de un mundo variopinto acosado por el vandalismo de un consumo desafora do, plagado de miserables que sólo aparecen cuando los machaca alguna hambruna o catástrofe. El lenguaje culto del mundo rural es extraordinario y buena prueba es que, en León, las siemprevivas, pequeñas plantas rastreras de hojitas carnosas del género Sedum, reciben diferentes nombres vernáculos: uvas canillas, uvas de lagarto, crespinillos, pan de pájaro, pan de cuco, pan de raposo, yerba puntera y uva canina, entre otros. Da la casualidad que, en Morales del Arcediano, tierra de arrieros y cocidos maragatos, se encuentra la siempreviva del Etna ( Sedum ateniense ), descrita por habitar el volcán del Etna en la isla de Sicilia y que, en España, sólo vive en siete lugares, siendo e sta población la más norteña y occidental de la Península Ibérica. Estas uvas medran en matorrales espinosos sobre suelo silíceo, una vegetación rala que los tontos juzgan lugar desolado. En marzo de 2006, las obras de ensanche de la carretera LE 133 estuvieron a punto de destrozar este enclave único de siemprevivas del Etna, pues aún no se ha aprobado el Catálogo de Flora Protegida de Castilla y León, que incluye la figura de protección de «Microrreserva de Flora». La acción acertada de la Junta Vecinal, unida a la asociación cultural El Cascayal, con botánicos de la Universidad de León y el Departamento de Medio Ambiente de UGT, demandando a los Servicios territoriales de Fomento y Medio Ambiente, ha logrado que esta rarísima plantita siga medrando en la Maragatería, cambiando la trayectoria del vial. Piensa globalmente y actúa localmente, buen mensaje a ejecutar en 2007.