Una cierta bonanza

SÍ, PARECE como si el tráfico gozase de una cierta bonanza que se había advertido al inicio del tiempo de verano y que se ha mantenido a lo largo de las Navidades de 2006-2007, tal como si las tendencias de la accidentalidad tomasen rumbos nuevos a mejores derroteros. ¿Serán las virtudes del permiso y la licencia por puntos? Su positiva incidencia es incuestionable, aun cuando los días pasados no hayan sido muestra de un invierno especialmente crudo. Parece como si se hubiera iniciado con firmeza un camino que lleva a asumir un cambio de hábitos, un cambio cualitativo que requiere tiempo. No decimos esto partiendo de la maldad generalizada que afectase a todos los usuarios del tráfico. Hemos conocido episodios en este lapso navideño marcados con radicalidad por la violencia y la crueldad: fuertes colisiones entre vehículos con muerte de personas, atropello mortal a viandantes con huida del conductor causante, omisión de socorro a heridos de gravedad, etcétera. Ya de ordinario, cualquiera advierte en la circulación maniobras peligrosas, desmanes, graves infracciones aptas por sí mismas para llevar al accidente. Ese es el marco en el que han de individualizarse aquellos que hacen hábito de la desobediencia a la norma y es tarea únicamente posible desde el mejor de los mecanismos de la prevención, cual es la vigilancia activa, obstinada y persistente del agente que tiene a su vista la diversidad del tráfico y de sus escenarios. Tal vez no son demasiados, pero es preciso segregar de la circulación a los que se alejan de la racionalidad y dejan que gane fuerza el instinto, hasta que no hay ley capaz de moderarlo. Es bueno que esté en el horizonte el aviso de mayor rigor penal para determinados desmanes.