AL TRASLUZ
Un gran diputado
ORTEGA y Gasset consideró que lo mejor del temperamento español estaba representado en el cuadro «La Rendición de Breda», en el noble gesto del capitán de los Tercios de Flandes hacia el gobernador que le entrega las llaves de la ciudad, mediante el que le pide que no se incline ante él, pues es su igual. Otros creen que el lienzo que mejor nos define es «Duelo a garrotazos», de Goya. No sé si lo expresado por Velázquez es un valor que nos singulariza como pueblo, o se trata de algo consustancial a la condición humana y, por tanto, universal. Sea como sea, ayer tuve muy presente esta obra maestra mientras seguía las intervenciones parlamentarias. No fue un debate para hablar de vencedores y vencidos. Fue un día muy triste. Pero a Durán i Lleida, portavoz de CIU, debemos el gran discurso humanista, a la vez velazqueño y cervantino, catalán y español, europeo y occidental. Este diputado, de cabeza romana y dicción perfecta, intervino a favor de la unidad de los demócratas frente al terrorismo, sin demonizar a Rodríguez Zapatero ni a Rajoy, tendiendo la mano a ambos, plasmando así los sentimientos que intuyo mayoritarios. Nuestro enemigo, porque ha elegido serlo, es ETA... no el Gobierno o el PP. De los asesinos no cabe esperar majestad alguna, pero de populares y socialistas sí, mucha, toda. Majestad es lo que impregna dicha obra maestra de don Diego. Se ha buscado que los terroristas dejasen de matar y no ha podido ser. Al Gobierno este fracaso no le ha restado honorabilidad alguna, en cambio, a los terroristas, que ya carecían de ella, les ha arrojado definitivamente a la soledad de su propio horror. Y sí, un nacionalista catalán, con unas palabras henchidas de rigor y de corazón, nos hermanó en la causa común de la paz.