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Publicado por
ARTURO MANEIRO
León

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DURANTE todos estos días se habla mucho de la paz necesaria tras el atentado de ETA que ha costado la vida a dos ecuatorianos y ha dejado a sus familias en una crisis económica brutal que, por cierto, debiera ser solucionada por el Gobierno de forma prioritaria con las indemnizaciones correspondientes, ya. Un atentado que ha vuelto a despertar las ansias de paz, como es propio de una sociedad que se ve agredida. Sin embargo, este tipo de procesos acaba provocando enfrentamientos entre sectores sociales, y es precisamente ahí donde es necesaria y posible la paz. No es lógico ni cabal que la búsqueda de la paz produzca violencia y enfrentamientos sociales. Es normal y necesario en una democracia criticar acciones o decisiones de determinados líderes políticos. Se puede considerar acertada o desacertada la política del presidente del gobierno, porque incide en la vida de todos los ciudadanos. Se pueden calificar de acertadas o desacertadas las decisiones políticas del líder de la oposición por ser la posible alternativa. Pero algo nos indica que no es nada bueno alimentar el enfrentamiento entre dos Españas, entre la derecha y la izquierda. No es bueno armar a una parte contra la otra. No es saludable para la sociedad española que una parte del país se marque como objetivo marginar a otra parte. No tuvieron cabida democrática, y no parece que deban seguir teniéndola, decisiones como la de dejar aislado al PP de toda iniciativa política si no acata las líneas marcadas por el Gobierno. Pero mucha menos cabida tienen las agresiones verbales y la violencia mostrada por ese determinado grupo de actores que piden un «cordón sanitario» para aislar a la derecha, como si la sociedad española no supiese discernir lo que debe elegir. Como si fuera tan inmadura que tuviera necesidad de grupos protectores que la cuiden y la digan lo que debe hacer y por dónde debe ir. Es precisamente de estos grupos de los que la sociedad española se ha desprendido hace tiempo. Toda la sociedad está de acuerdo en rechazar el terrorismo de ETA, pero eso no es la paz, por lo menos no toda la paz. La paz necesaria en España es la que evite violencias y enfrentamientos entre los sectores que defienden ideas distintas. La paz necesaria es la que haga desaparecer la división social entre derecha e izquierda, que promueve un clima en el que se puedan abordar políticas comunes, que busquen el bien social o el menor mal posible para el conjunto de la sociedad. No sé por qué me da la impresión de que España necesita un shock, una especie de revulsivo social provocado por un gobierno en el que participen socialistas y populares. Una acción de este tipo lograría desarmar muchos esquemas mentales anquilosados por siglos de enfrentamientos. Y traería la paz necesaria.