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León

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Una cosa es combatir el hambre y otra combatir la pobreza. Terminar con el hambre es más fácil que acabar con la pobreza. La pobreza tiene muchos matices, es mucho más multidimensional. Tiene muy distintas perspectivas. No sólo hay pobreza de renta, también hay pobreza por la carencia de las capacidades humanas, como dice el premio nóbel de Economía, Amartya Sen. El hambre es más fácil combatirla, porque al final se trata de conseguir la ingestión de alimentos tres veces al día, mientras que la pobreza depende de las estructuras de producción económica que gobiernan el mundo, de factores políticos y sociales. Para acabar con el hambre habría que distinguir entre ayuda alimentaria y hacer un proyecto de desarrollo que termine con el hambre de manera sostenible. Se podrían exponer infinidad de cuestiones, pero como punto de arranque señalaría la educación, la sanidad, la disponibilidad de agua potable y el emponderamiento de la mujer, aunque el término no guste demasiado. A esto añadiría la gestión de las pequeñas explotaciones agrarias y el fortalecimiento de las comunidades rurales. La acción de la mujer es esencial. Hay estudios que señalan que un 44% del éxito para combatir la desnutrición está en la educación de la madre. El niño es la primera piedra del capital humano y si un niño llega a los dos años en un estado de desnutrición, el cerebro no tendrá un desarrollo adecuado, lo que significa un lastre para toda la vida, porque no tendrá la capacidad cognitiva suficiente, no tendrá iniciativa, ni capacidad para organizarse, ni sabrá buscar soluciones, incluso es posible que no tenga ni posibilidad de trabajar. También podemos hablar de las escuelas de campo, que es un sistema de extensión agraria, donde se reúnen 25 ó 30 agricultores, que hacen un plan de cultivo, que va desde que se planta hasta cómo se comercializa. Tampoco debemos olvidar la gestión de los recursos naturales, de la energía, de las infraestructuras, de las comunicaciones... Es decir, no se puede resolver el hambre sólo dando de comer, sino que son necesarias otras ayudas. Anatolio Calle Juárez (Navatejera). Soy un compañero de Riaño de los que sí fuimos a Madrid en autobuses, concretamente el que salió a las 12 de la mañana del aparcamiento de la Junta. Tuve la suerte de compartir el viaje con mis compañeros de León, Villamanín, Sena de Luna, Soto y Amío, Almanza, etcétera y en especial un matrimonio simpatizante del PSOE de 83 años, que a pesar de lo cansado del viaje eran los que más animaban. Así que, Villalba, te cuento que sí fuimos desde León en autobuses a la manifestación, concretamente, allí en «Recoletos 20», nos juntamos los del Bierzo, San Andrés y León, es decir tres autocares y según decían, no habíamos ido más por falta de tiempo y por un acto que había en León del PSOE Castilla y León. La próxima vez esperamos que vengas con nosotros en los autobuses y así te enterarás de que sí vamos y no harás declaraciones a los periódicos que nos duelen porque nosotros sí condenamos el terrorismo, apoyamos la paz y a nuestro presidente. Simón Felipe Barata (León). Xus D. Madrid (Palamós. Gerona).

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