El desconcierto

CARLO PONTI sostenía no entender como una persona que viviera en Europa en el siglo pasado -el siglo XX- podía ser de derechas. Jiménez Losantos mantiene la tesis radiofónica que para ser de izquierdas hay que ser muy rico, Agitadores de lo obvio predican que las derechas y las izquierdas representan conceptos caducos y obsoletos, mientras en el Parlamento Europeo se constituye un grupo de ultraderecha auspiciado por los nuevos socios rumanos y búlgaros que mantiene la xenofobia y el odio racial como razón básica de su argumentario, La derecha española se proclama liberal sin sustentar alguna tesis que justifique tan equivoca denominación de origen. Es como si temieran definirse como conservadores. En los albores de la democracia tuvieron que buscar la cuadratura del circulo para autodenominarse centristas. Un insulto frecuente para los que han hecho del socialismo democrático su bandera es llamarlos rojos. En fin el desconcierto comienza en el mismo momento en que se exhuma una nueva versión del «vayase señor Gonzalez» para,como en un mantra, desgastar al gobierno de Rodríguez Zapatero basándose la oposición en la falta de liderazgo del presidente del Gobierno español. Se cuestiona y se vocea la formula de desertar del compromiso ideológico y de la militancia política y partidista. Tal vez la receta está agotada y habrá que refundar con imaginación la vieja militancia. Milagros Frias advierte en La alambrada de Levi de los peligros de la «infocracia», es decir ,del desgaste del sistema y de la dejación de funciones. La democracia por delegación es un mal acechante. Vivimos el desconcierto. En el otro lado del mundo, el presidente de Venezuela, Chavez, y el recientemente elegido en Ecuador, Correa, se definen «humanistas cristianos de izquierdas» y el populista Chaves jura por Jesús «el primer socialista de la historia « en su toma de posesión mientras opta por la vía cubana al socialismo para «imponerlo» en su país, para camuflar con falsas soflamas épicas, la dictadura. Las alarmas se han encendido. Entramos en liza electoral, Todos los municipios españoles son un campo de batalla. Los adversarios, el savoir faire, el guante blanco han desaparecido del escenario político municipal, los adversarios son ahora enemigos reales, y la oposición ha elegido la obstrucción como discurso político. No pretendo en modo alguno pasar del pesimismo al apocalipsis, en el fondo debe ser que también yo estoy siendo victima del desconcierto. Entramos en una era nueva y de insospechadas consecuencias en la que el insulto comienza a ser el argumento y el análisis y la razón sufren el desprecio del destierro, de un exilio dialéctico tan frecuente como peligroso. Yo lo veo así.