Benigno Castro

HA MUERTO Benigno Castro, un antiguo compañero de redacción y vecino. Una de esas personas a quienes me hubiera gustado tratar más, pero su vertiginosa carrera profesional lo impidió. Cuando llegué a León en 1985, él trabajaba por las tardes en este periódico como coordinador de la sección de espectáculos, que compaginaba con su programa matinal de radio, en Antena 3. Alto y con atractiva voz, forjada en la intensa actividad pública que desempeñó desde muy joven, como en el Cine Club Universitario. Dirigió La Crónica, llevó el gabinete de prensa del Ayuntamiento (en el llamado Pacto Cívico), ocupó cargos de responsabilidad en Renfe, se licenció en Derecho, curso numerosos estudios complementarios, y actualmente trabajaba entre León y Madrid, como director del Siep. Era una de las personas más inteligentes e inquietas de cuantas han surgido de las redacciones leonesas. Gran amigo de Rodríguez Zapatero, ha sido una de esos militantes con los que su partido podía siempre contar, tanto para pequeños asesoramientos como para los grandes. Un clásico del socialismo leonés, un asesor en la sombra de la militancia leal. Los domingos compraba los periódicos de dos en dos, y a veces de tres en tres, para radiografiar con precisión la realidad. Por ahí va Benigno, me decía a mí mismo, por ahí va un luchador. Ejemplar en su fuerza de voluntad, desprendía paz interior y señorío. Mi pésame para su esposa, su familia y los socialistas leoneses. No es cierto que todo sea efímero, aunque los cargos y el poder pasan. Quedan los rastros. Para terminar, permítaseme una referencia cinéfila, como dice la canción de Casablanca: «Lo esencial es aquello que permanece mientras el tiempo pasa». Era un referente, me decía ayer Luis Artigue. Descanse en paz