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Si de justicia es agradecer el trabajo de esas personas que como equipo especializado, desarrollan una buena labor social, tan necesaria, no menos justo y necesario, debido a tu más que temeraria imprudencia, señorita Cristina Vergara, es puntualizar lo siguiente: Juegas sucio, s in importante lo más mínimo juzgar al todo por la parte, por lo que has de esperar, que la expectación se vuelva contra ti. Llevas tiempo dedicada a la labor de comunicación, lo que te permite saber que has metido la pata. Para muchos has pasado a formar parte de esas personas a las que el mejor castigo que se les puede dar, es ignorarlas. Formo parte, como muchos en este país, de esas personas que no soportan ningún tipo de abusos, maltratos ni vejaciones a nadie, no lo olvides; por eso, cada vez que leo tu comentario hacia todo el colectivo de prejubilados, me produce urticaria. Has abierto un juicio de condena generalizada, a unos porque lo hicieron y a otros porque lo harán. ¿No te parece injusto y temerario? Las lacras y miserias no se deben ocultar, es más, hay que terminar con ellas, con todas, pero de la forma que tú tratas estos temas, no sólo haces daño a quien implicas falsamente, también a quien las padece y al propio Valle de Laciana, porque lo malo como tal lo convierte ante la pobreza intelectual, en muy creíble y cuesta mucho borrarlo. Creo que te has equivocado al tratar un tema tan delicado de forma tan vulgar, has buscado originalidad en lo ruin y eso sólo sirve para degenerar la inteligencia. Termino, porque no quiero seguir dedicándote ni un minuto más de mi tiempo, sobrado de incentivos, ilusiones, motivaciones y buenos, muy buenos proyectos bien compartidos. Eliecer Alonso Rodríguez (Villablino). En los escaparates de algunas tiendas cordobesas puede verse un pasquín que dice: «El islam, patrimonio de todos». Anuncia unas conferencias sobre el lema y está firmado por una asociación privada islámica. Me parece muy bien. Lo que no me parece tan bien es la generalización del título: ¿quiénes somos todos? El islam es patrimonio de todos en los países de cultura islámica ¿o no? En Occidente, en Europa, España, Andalucía y, en concreto, en Córdoba el islam no es patrimonio de todos. La cultura occidental se fundamenta en tres pilares: la moral judeo cristiana, el pensamiento griego y la ley romana. La filosofía griega es la base del pensamiento que genera el mundo de libertades en que vivimos ahora, aquí, es el asiento de la democracia moderna. La democracia sólo es posible si consideramos que la persona es libre, la dignidad por sí misma de la persona es una de las fundamentales aportaciones del cristianismo a nuestra cultura. Y la democracia no existe sin una ley justa, nuestro ordenamiento jurídico se basa en el derecho romano, que lo digan si no los estudiantes de Derecho. Esos son los valores patrimonio de todos en la cultura democrática. Podemos discutir la aportación árabe, siria o magrebí en la arquitectura, la cocina o la ciencia medieval, en la que se llevan la palma los judíos. Recordemos que Maimónides tuvo que exiliarse. Pero, aquí, el islam no es patrimonio de todos. El pasado 15 de enero, el ministro de Justicia español, Juan Fernando López Aguilar, tuvo que suspender una conferencia que tenía previsto pronunciar en la Universidad Islámica Imam de Riad porque las autoridades impidieron la entrada a las cuatro mujeres periodistas que le acompañaban en su visita a Arabia Saudí. Por lo que se ve, allí, el islam tampoco es patrimonio de todos, sólo de los hombres. Araceli Hurtado Zurita (Córdoba). El pasado 2 de febrero, en la última página del Diario, se comparaba el legado del autor leonés Antonio de Valbuena con el de otros escritores costumbristas como Pereda, Valera, y, por error, con Azorín, cuando en realidad queríamos referirnos a Leopoldo Alas, «Clarín». Julián Moro (León; edición digital).