Otros «ruidos»
Soy la madre de un alumno que lleva varios años matriculado en esa escuela y me encuentro totalmente sorprendida e indignada, por lo que me cuenta mi hijo algunos días cuando llega a casa. Me explico: Sorprendida por cuanto me dice que han solicitado firmas a los profesores, para ver si están de acuerdo a llevar un reglamento interno en el que dice entre otras cosas que se elegirán democráticamente entre el profesorado los cargos de la escuela (sor prendentemente por un ente público, pues yo soy funcionaria y nunca me han dejado elegir a mi jefe). Pero lo más curioso es que van pidiendo las firmas a los profesores uno a uno y claro el que no está de acuerdo, como se suele decir, se entierra en la misma escuela (esta es la forma democrática). Pero claro si lo hicieran a sobre cerrado a lo mejor se llevaban una sorpresa. Indignada, porque no tienen bastante con esa forma democrática de actuar resulta que ahora solicitan firmas (de la misma forma democrática que las anteriores) implicando a los alumnos para ver si están contentos o no actualmente en la escuela. Y yo les digo, por favor no metan a mi hijo ni a ningún alumno en sus líos internos pues antes iba a clase y se la impartían perfectamente, y ahora exactamente lo mism o, de lo que deduzco que su lucha interna no es por la mejora de esa gran escuela, sino por hacerse con el poder de la misma. Por lo tanto señor concejal, no maree la perdiz ya que salió elegido por las urnas democráticamente, pero seguro que nadie ha preguntado a los trabajadores de su concejalía si querían que usted u otro concejal fuera su jefe. Martina Martínez Ferreras (León) El pasado 22 de diciembre del 2006, en la página 9 del Diario de León leí unas líneas firmadas por Miguel Ángel Zamora en las que se hacía esta pregunta: «¿Para qué sirve el Procurador? Explicaba la misión y obligaciones de representar a sus clientes ante el Tribunal si es preciso. Pues bien, este servidor, hace más de diez años presentó su pequeño caso y todavía está sin solucionar. En todo este largo tiempo, he solicitado cientos de entrevistas, y he visto cómo los empleados manipulaban el trabajo a su antojo, tratando de aburrirme. Cada día se pasaban la pelota de uno a otro y me recibía distinta persona con distinta respuesta; esto me hacía pensar que en este centro algo no iba bien para mí. Pero un día, en la entrevista, la paciencia se agotó, levanté la voz, y conseguí por primera vez que su ilustrísima, con un empleado, me reciba. Éstos me informan que ya escribieron una carta a Valladolid y ahora sólo nos queda esperar contestación; me dejan perplejo y frío. Como la contestación no llega, pregunto... ¿con escribir una carta a Valladolid, se agotaron todos los recursos del Procurador? Yo no lo concibo así. Le ruego que mi expediente lo resuelva lo antes posible a mi favor por ser la Ley. ¿O es que, por ser de vivienda de protección oficial y estar en una zona monumental, no me ampara ninguna Ley? José Alonso Ordás (León ) Elena (León; debate en la edición digital).