DESDE LA CORTE
Un Eto'o con barba
«VIENE a hacer política-bronca», dijo Ignacio Astarloa. Se refería al nuevo ministro de Justicia, el ya muy célebre Mariano Fernández Bermejo, que ayer tomó posesión y no decepcionó al graderío. Con una seguridad impropia del novato en política, como si llevase años en la gresca de partido, el fiscal ascendido a ministro pegó un repaso contundente a todo lo que le rodea. Empiezo a ver que tienen razón los cronistas judiciales que le han tratado en los últimos años: con este ministro nos vamos a entretener; va a dar titulares a la prensa cada vez que abra la boca. Ayer la abrió. Miró al PP que tan inamistoso recibimiento le da dado, y le dijo lo que más disgusta a su tocayo Mariano Rajoy: que, como no han aceptado la derrota en las urnas, llevan el debate político a los tribunales. Sonó como el José Blanco más mitinero, cuando trata de levantar los aplausos y el fervor de los militantes. Miró después al Consejo del Poder Judicial, y le recomendó recuperar «la legitimidad de la que hoy carece». No dijo credibilidad, ni otra palabra más suave. Dijo legitimidad, con todas las letras. Eso es disparar a la línea de flotación del gobierno de los jueces. Ha sido el primer proyectil, como un anuncio de declaración de guerra. Expresado así, el primer día, como primera definición desde su nuevo puesto, no parece que un fiscal haya entrado en el ministerio de Justicia. Parece que un elefante ha entrado en una cacharrería. Ni timidez, ni contemplaciones: están ustedes, estamos todos, ante un hombre sin complejos. Lo hemos avisado el primer día: tiene toda la pinta de ser el «anti-López Aguilar», y lo estamos confirmando. La cortesía y las delicadas formas del ahora candidato a la presidencia de Canarias se han cambiado por el discurso directo y agresivo. Si me admiten el lenguaje futbolístico, Zapatero ha salido al mercado de invierno a contratar un delantero para golear: un Eto'o zurdo y con barba. Para ser igual de incómodo, ayer sólo le faltó la referencia testicular. ¿Es ése el mensaje que demanda la ten sión política del país? A muchos nos gusta más el Bermejo que habla de respaldo a los jueces que darán «respuestas justas a todos, incluidos los acusados de terrorismo». Un acto de toma de posesión debiera ser simplemente un acto de exposición de un programa. Pero quizá las circunstancias aconsejan esa contundencia, y Zapatero la ha permitido. No descarten ustedes que el presidente se ha hartado de poner su mejilla y necesita un Eto'o para salir de su área y pasar al ataque. Supongo que los socialistas aplauden y los populares afilan sus navajas. Pero ha nacido una estrella, y una de dos: o ilumina el firmamento, o se pega el gran leñazo. No habrá término medio.