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EL REINO DE LA LLUVIA

Responsabilidad y respeto

Publicado por
ERNESTO S. POMBO
León

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A VER si ahora que comienza el juicio adquirimos un poco de sentidiño y dejamos que sean los tribunales los que decidan. A ver si somos capaces de sosegarnos, de dejar trabajar y de respetar las decisiones que se tomen. Porque el espectáculo que hemos dado desde aquel desgraciado 11 de marzo es impropio, no sólo de una sociedad moderna, sino incluso del país más inmundo. Llevamos casi tres años sumergidos en la sinrazón, en la insidia y en el aquí vale todo. Y ahora que vamos a ver a diario la cara de los asesinos, la de los familiares de las víctimas y las de quienes los juzgan, deberíamos de adquirir la cordura que nos faltó en todo este tiempo. Porque si echamos la vista atrás y lo analizamos fríamente, lo acontecido en este país es de paranoicos. Centramos casi en exclusiva nuestra existencia en la decisión de unos terroristas. Discutimos sobre la autoría del atentado, sobre los fallos en la investigación y nos inventamos una conspiración socialista-mediática-marxista-revolucionaria. En esa obcecación nos imaginamos mochilas con explosivos, descalificamos a los policías, vapuleamos a los jueces, convertimos una tarjeta de la cooperativa Mondragón en prueba decisiva, aunque luego resultara ser una cassette de la Orquesta Mondragón y le otorgamos la infalibilidad al tipejo Suárez Trashorras, haciendo dogma de fe sus afirmaciones por mucho que dijera que mientras le pagaran estaba dispuesto a contar hasta la guerra civil. Pero todo nos dio igual. Así que hoy es un buen día para cerrar la puerta, echar el cerrojo y empezar de nuevo. Lo único que ahora nos interesa a la mayoría de los inquilinos de este país es conocer lo que ocurrió aquel desgraciado 11-M y que sus responsables penen. La verdad es lo único importante. Y para conocerla, después de todos los guateques a los que nos han obligado a asistir, y de los que algunos han podido vivir holgadamente, tiene que llegar la hora de la responsabilidad y el respeto. Que después de tanto sufrimiento no es mucho pedir.

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