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DESDE LA CORTE

Verdad frente a conspiración

Publicado por
FERNANDO ÓNEGA
León

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¿ESTÁN ustedes preparados? Conviene estarlo, porque hoy comienza el juicio del 11-M, pero no se sabe cuándo terminará. Calculen un mínimo de seis meses. Es lo menos que se necesita para que declaren 29 acusados, 650 testigos, 98 peritos e intervengan medio centenar de abogados. Durante ese tiempo, los focos dejarán de estar pendientes de Zapatero y los coletazos del no enterrado proceso de paz. A cambio, vamos a asistir a una singular pelea por la verdad de lo ocurrido aquella mañana de hace tres años, que este periódico calificó como «el día de la infamia». Buscar la verdad. Ese ha sido el objetivo que ayer propuso Mariano Rajoy. Hasta el momento, se enfrentan dos actitudes: la que acepta el trabajo de investigación de la policía y la instrucción del juez del Olmo, y la que mantiene la sospecha de que los islamistas no han actuado solos, sino dirigidos, inspirados o incluso apoyados por la banda terrorista ETA. La primera está contenida en el sumario más voluminoso elaborado nunca por un juzgado español: más de cien mil folios. La segunda está en un discurso político y en informaciones periodísticas que a fecha de hoy siguen poniendo en duda la soledad de la autoría islamista. En medio de estas actitudes, lo menos confesable, pero el auténtico fondo del juicio: cuando Mariano Rajoy pide que se establezca la verdad, está queriendo decir que el sumario no la ha encontrado. El Partido Popular ha abandonado oficialmente la teoría de una conspiración urdida para apartarle del poder, pero mantiene una tenue esperanza de que se confirme su tesis. Para ello, su diputada Alicia Castro se ha apresurado a anunciar que pedirán una «nueva línea de investigación sobre los explosivos». Mantener la duda es, para el PP, una estrategia en sí misma: sería la forma de demostrar que ni Ángel Acebes ni ningún miembro del gobierno Aznar engañó o trató de engañar a la opinión pública en aquellas dramáticas fechas. La mera insinuación de estas intenciones -donde se mezclan los intereses políticos y la línea informativa de un diario y una emisora de radio- anuncia un juicio lleno de tensión. Si hasta ahora hemos visto cómo alguna confesión periodística de implicados se convertía en materia de prueba enfrentada a la investigación policial, ahora cada testimonio exculpatorio ante el tribunal (y lo serán todos) adquirirá categoría de verdad nueva. Asistiremos, por tanto, a un juicio objetivo; pero con un acompañamiento de intereses ajenos: exactamente lo vivido a lo largo de los tres años transcurridos. Este cronista no se conforma con lo que pide Rajoy (que el juicio establezca la verdad), sino que pide algo más: que esa verdad aparte para siempre las teorías de la conspiración.

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