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Publicado por
CÉSAR A. DE LOS RÍOS
León

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LA SOLDADO Idoia Rodríguez Buján ha sido, a mi entender, doblemente víctima: además de haber perdido la vida en el lejano Afganistán por la explosión de una mina, no ha sido reconocida por su condición de militar que cae en acción de guerra. Siendo militar y habiendo muerto como tal, pasará a la memoria de la meritocracia civil. Me parece injusto. Porque es verdad que en términos estrictamente formalistas no cabe hablar de guerra en Afganistán puesto que hasta ahora no ha habido una declaración. Pero también es verdad que existe una realidad bélica tan cruda que puede llegar a ser reconocida por las partes. Cuando eso suceda ¿habrá cambiado el signo de la muerte de Idoia Rodríguez Buján? ¿Habrá que esperar a que los militares españoles en Afganistán dejen de ser participantes de una meritoria Organización No Gubernamental para ser sencillamente miembros de unas Fuerzas Armadas? La verdad es que Idoia ha pagado los escrúpulos pacifistas del Gobierno de Zapatero. Por principio, éste ha decidido rechazar toda participación en cualquier tipo de guerra. Considera que su misión en Afganistán es «de paz» y, en consecuencia, los militares destacados allí ejercen de veterinarios, médicos, enfermeros, ingenieros... aun cuando vayan uniformados, estén sometidos a una disciplina militar y estén pagados del presupuesto dedicado al Ejército. La muerte de Idoia ha quedado envuelta por esta cruel ficción inventada por un gobierno de civiles incapaces de comprender la necesidad y la grandeza de los ejércitos. A efectos prácticos la soldado ha recibido la distinción «amarilla» pero no la «roja». Su comportamiento ha quedado adscrito a la heroicidad civil pero no militar. Haber distinguido a Idoia como héroe militar habría sido tanto como calificar de belicista al Ejército de Zapatero. Con la aplicación de estos criterios formalistas, no cabe decir que Idoia haya sido la primera mujer soldado que muere en un acto de guerra. ¿Habrá que esperar a la declaración formal de la guerra en Afganistán para alcanzar ese doloroso honor? Hay una consecuencia nada desdeñable en toda esta historia de apariencias. Al no haber muerto como militar en acción de guerra, al parecer Idoia Rodríguez Buján no seguirá ascendiendo en el escalafón como si se hubieran dado aquellas condiciones. Es muy difícil no dar la razón a Rajoy cuando acusa al presidente del Gobierno de actuar con hipocresía y mala conciencia al negarse a reconocer la naturaleza bélica de las acciones que lleva a cabo nuestro Ejército en Afganistán. Aun descontando los 62 muertos en el accidente del Yak-42 van ya 16 pérdidas en Afganistán. ¿A partir de qué número de víctimas habría que hablar de guerra?