Sí debemos estar
Me dirijo a este periódico para denunciar el trato que se está dispensando tanto a enfermos como a sus familiares en el servicio de urgencias del Hospital del Bierzo. Ejemplificaré mi denuncia con mi caso particular, pero ya desde el principio quiero dejar claro que, aunque seamos pocos los que hablemos, son muchos los que están sufriendo esta lamentable situación que ya lleva produciéndose demasiado tiempo y digo bien, señor director del hospital, porque esto no es sólo un hecho puntual. Desgraciadamente, el 4 de febrero tuve que acudir al «servicio de urgencias» del Hospital del Bierzo pues mi madre, de 78 años y con múltiples patologías severas, se encontraba con una insuficiencia respiratoria grave (llegó con una saturación del 50%) y reteniendo carbónico. Al llegar a urgencias, dejan a mi madre desnuda en una camilla en la que no cabe y nos obligan a salir. Educadamente, les pido que me faciliten una sábana para cubrirla y que me permitan quedarme con ella pues, por un lado, puede caerse de la camilla y por otro lado, alguien tiene que estar allí para mantenerla despierta. Con una insolente falta de respeto, el ATS que nos «atendía», me levanta la voz para negarme el permiso y la explicación que me da es que él sabe más que yo. Tras dos días hacinada en urgencias, y es que aquello parecía un campo de concentración con enfermos desnu dos por los pasillos sin una triste manta para resguardarse del frío, con gente vomitando y con goteros hasta en la sala de espera; es decir, tras dos días de caos y falta de atención médica ya que no recibe su tratamiento pues ¡no tienen las pastillas!, a mi madre la suben a planta donde, por suerte, topamos con verdaderos profesionales que se preocupan, o al menos lo intentan, por el paciente. Se comentaba en la sala de espera que todo este caos se debe a disputas políticas, pues bien, señores políticos, si este es el caso, recuerden que están jugando con vidas humanas, así que hagan el favor de solucionar sus problemas allá donde corresponda ya que ustedes están donde están para representar la voz del pueblo y puedo asegurarles que el pueblo no quiere que sus familiares estén tirados por los pasillos de ningún hospital. Mª Celia Carrera Álvarez (Gijón).