Pandetrave

ATENDIENDO la recomendación de mi amigo Vlado Vulic, violinista de la formación y todo un personaje, me sumé a la turbamulta de leoneses que el otro día llenamos el Auditorio Ciudad de León hasta los tendidos de sol, para asistir a la presentación del primer disco elaborado por una banda autóctona a la que se esperaba con la más cálida expectación. Y la verdad es que los chicos de Pandetrave, sugerente nombre de batalla, asombraron al personal con una serie de temas que permanecen grabados en la memoria colectiva, sí, pero llevados a planteamientos actuales gracias a unos arreglos armónicos que sonaban en ocasiones como ramalazos jazzísticos o casi corales. Algunos de sus miembros ensalzaron a Emilio Gancedo, en estas mismas páginas del Diario de León, la extraordinaria riqueza folklórica de nuestra provincia, al ser una especie de cruce de caminos entre Castilla, Galicia y Asturias. Sea como fuere, su repertorio sintetiza, de formidable manera, la banda sonora de la vida leonesa, cimentada tanto en base a corrientes de absoluta realidad como en los lamentables ecos de la ausencia. Son de esas canciones eternas que albergan las hondas pulsiones del pasado y las tradiciones de nuestros pagos rurales, desde Laciana hasta La Cabrera. Abrieron, si así puede decirse, el baúl de los recuerdos hasta provocar una catarsis de nostálgicos sentimientos, logrando además que se nos pusieran ojos de enamorado antiguo a la vista de las imágenes que se proyectaban simultáneamente, con paisajes y refranes muy apegados al terruño. Pandetrave son una delicia, no deberían perderse su próximo concierto.