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Ponferrada

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EL CAMBIO climático es una realidad incuestionable. Lo dicen los expertos: lo dice Al Gore. Lo dijo ayer Zapatero en la tierra del carbón. El presidente del Gobierno está convencido de que la respuesta que un país como España puede dar al fenómeno del cambio climático -«el mayor reto ambiental que afronta la humanidad», recalcó durante su estancia en Ponferrada- está en la combustión limpia del mineral negro. Sin apear la sonrisa de la cara, y dando muestras de ese optimismo inquebrantable que tanto le reprochan desde la oposición, quiso dejar claro que el complejo que investigará en el Bierzo la captura del dióxido de carbono estará a la vanguardia «europea y mundial» de los trabajos para reducir las emisiones que arrojan a la atmósfera la quema de combustibles fósiles para generar energía. El presidente respondía así a las dudas del PP sobre la verdadera importancia de las instalaciones que la Fundación Ciudad de la Energía abrirá en Cubillos del Sil, junto a la central térmica de Compostilla. Es pronto para saber si la oxicombustión -cuyo «primer centro investigador de España» estará en el Bierzo, subrayó Zapatero- servirá para alargar la vida de las centrales térmicas de una forma sostenible o como sospechan algunos movimientos ecologistas, será sólo la excusa para que durante algunos años los gobiernos aplacen la decisión inevitable de prescindir de los combustibles fósiles. Pero las palabras que Zapatero pronunció ayer en el salón de actos del centro concertado de la Uned en Ponferrada -«la Ciudad de la Energía contribuirá a que el carbón sea compatible con la lucha contra el cambio climático»- son algo más que un clavo ardiendo al que agarrarse, por venir de quien vienen. Que salgan de la boca de un presidente del Gobierno que quiere proyectar la película de Al Gore sobre el cambio climático en todos los colegios, debe ser motivo suficiente para pensar que un sector como el de la minería del carbón, declarado estratégico porque puede permitir a este país reducir su dependencia energética, tiene realmente un futuro. El carbón ha sido durante décadas el motor económico de la comarca del Bierzo y de la provincia de León. El propio presidente acababa su intervención recordando cómo las cuencas acogieron en su día a inmigrantes de Andalucía, Galicia y Extremadura, y también de Portugal, de Cabo Verde y hasta de Pakistán para trabajar en las minas, y esperando y deseando, son sus palabras de nuevo, que en un futuro no muy lejano, el Bierzo vuelva a ganar población con gente que venga «a trabajar, a estudiar, investigar e innovar». A alguno de los presentes en el salón de actos de la Uned se le escapó algún bravo oyendo un discurso tan positivo. Así que espero y deseo que no se equivoque el presidente. Que sea cierto lo que dice, que no se queden sus palabras en frases altisonantes que se guardan en las hemerotecas. Porque en torno a la Ciudad de la Energía, y esta es la verdad incómoda del PSOE, ya se dijeron en la última campaña electoral grandes palabras sobre el empleo y la inversión que por desgracia sólo han servido para alimentar los reproches, cada vez más insistentes, del Partido Popular.