¿Referente a qué?

MALOS TIEMPOS para la lírica, cuando el palabro de moda es «referente» en vez de la promesa dada. No me imagino yo la declaración de amor de un mozo a una moza diciéndole «tú eres para mi un referente», en vez del clásico «contigo pan y cebolla». Lo segundo es fácil de sobrellevar cambiando de tartera cuando el enamoramiento se enfría. Pero tiene que ser muy duro después de comer perdices, ser felices por poco y, al llegar los platos rotos, decirle al otro o a la otra «¿Me tomas por un referente? ¿Tú a qué te referías?». Este fin de semana la provincia de León ha sido un referente para Rajoy y Zapatero. Como las elecciones caen en primavera y a ellos la sangre se les altera mientras los votantes deshojamos la margarita de «me quiere, no me quiere», padecemos todos mal de amores, un estado de imbecilidad transitorio, según los clásicos. La escuela de pilotos fue un referente cuando Aznar, el Inteco y la Ciudad de la Energía de Ponferrada otro que tal de parte de Zapatero y la llegada del AVE este año, según me dijo con recochineo una amiga de mi mujer el sábado sabadete, «sólo un suponer» al decirle yo que ella era para mí la única referencia. Así es la vida. Hay otra palabreja, en su día muy socorrida, para pedir el sí o el voto, que antes era: «emblemático». Hoy ha caído en desuso. Pero es raro el divorciado que no la haya oído cuando el juez dicta sentencia y traduce antiguas querencias conyugales, emblema de juventud, a una pensión de por vida. No en vano los matrimonios que más duran, a pesar del divorcio exprés de Zapatero, son los sellados con una hipoteca de Agelco y Caja España a treinta años vista. Las tres empresas son lo mismo, ojo al parche. En cuanto a la provincia, Zapatero y Rajoy, hay cada vez más gente que comparte la opinión de sir Winston Churchill, salvando las distancias, el cual solía decir de las otras naciones que Inglaterra no tenía amigas, sino intereses. Para la próxima que esos otros dos de aquí traigan un aval bancario. Pero no hay que darles mucho crédito.