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Publicado por
EDUARDO CHAMORRO
León

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LA PRENSA no sólo crea opinión. También la manifiesta y transmite. Es una especie de espejo y, por eso, una suerte de entrada y salida de aquel callejón en el que Valle aseguraba que nacían los esperpentos, sin que hayan dejado de nacer. Tanto han nacido, que ahora mismo no podemos decir que haya un día sin su galería de esperpentos. Así que el diario no ve inconveniente ni tiene escrúpulo alguno en montar un titular que dice: «Ángela Bustillo dejó su trabajo en una charcutería para ser famosa y poder ayudar a su familia». Es una manera de decir que para poder ayudar a la familia hay que ser famosa, y para esto último, para llegar a la fama, lo primero es abandonar la charcutería. Hay otras vías, como, por ejemplo, viajar a Cancún y tener la suerte de infundir sospechas, pasar unos días en la trena, salir indemne y contratar una exhibición del cuerpo serrano. Es la vía Ana María de Arcade. La vía Ángela de Santander es menos viajera y más intelectual, en el sentido en que lo es cualquier comportamiento torticero, y en la medida en que la búsqueda de un desarreglo de las cláusulas o condiciones contractuales exige una cierta intelectualización -por así decir- de la astucia. La astucia de Ángela consistió en hacerse profesional de los concursos de belleza. Es un argumento del que los guionistas de Hollywood han sabido sacar algún partido. La belleza, su alienación y hechizos nunca han sido malos temas. Tampoco es que Ángela sea un prodigio de belleza. No lo es. Pero tiene algo de pesquis o, al menos, la suficiente para, una vez elegida Miss Piélagos y Miss Ribamonta al Mar, dar con la madre del cordero, con el meollo de esta película. La reglamentación de esos concursos intenta impedir que sus títulos recaigan en misses que sean madres. Ángela cayó en que para poder ayudar a su familia no tenía más que mentir, ocultar su condición de madre, presentarse al concurso, ganarlo, decir entonces que era madre, verse luego exonerada de un título tan sujeto al antifeminismo, cantar a continuación la gallina, montar el pollo y alcanzar la fama. Puede que la familia no sepa dónde poner tanta ayuda.