Diario de León

DESDE LA CORTE

De Rubalcaba al Partido Popular

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

Creado:

Actualizado:

EN MEDIO DEL ESCÁNDALO organizado en torno a la prisión atenuada del terrorista más odiado, hay un actor fundamental: el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. A la hora de preparar el envío del asesino a un hospital de San Sebastián, lo hizo con todo rigor. No ha dejado un detalle legal suelto. Nadie le puede acusar de cometer una sola ilegalidad, y lo reconocen miembros del sector más conservador de la Judicatura. A la hora de presentar en público su decisión, le hizo a Rodríguez Zapatero un favor que sólo se puede entender desde la generosidad: se atribuyó toda la responsabilidad, como si nadie más hubiera intervenido. Y ayer, el ministro, lejos de esconderse o de esperar nuevos pronunciamientos de los partidos, dio la cara a primera hora y habló ante los micrófonos de la Ser. No estaba hundido, ni mucho menos, por una prensa que esa misma mañana utilizaba la palabra «dignidad» y se invocaba el chantaje y se decía que se había cedido ante la presión de una banda terrorista. Al revés: pasó al ataque al Partido Popular, calificó como «indecentes» algunas declaraciones de sus líderes, mantuvo lo dicho el día anterior y lanzó el mensaje de esperanza de que la sociedad entienda su decisión, «aunque es difícil que la comparta». Está muy bien como propósito. Yo me apunto a esa necesidad de entender la prisión atenuada de De Juana. Pero que no se haga ninguna ilusión el señor ministro. Ante ese terrorista hubo dos juicios paralelos: el que terminó en el Tribunal Supremo y el de la sociedad que no considera pagadas sus 25 víctimas mortales. Y este último proceso popular sigue abierto. Haga lo que haga De Juana Chaos, para una gran parte de la población es un individuo que se benefició de un Código Penal candoroso. Sigue en deuda, y esa deuda sólo se puede pagar con más cárcel. De poco sirve recordar que ahora está pagando por otros delitos menores. Es un enemigo público, y a los enemigos públicos no se les perdona. Confío en que el tiempo y la mejora de la convivencia en el País Vasco ayudarán a serenar el ambiente. Me preocupa más el Partido Popular. Si fuera cierto todo lo que dijeron los señores Rajoy, Acebes y otros líderes sobre la dignidad nacional, la humillación del Estado, la cobardía del Gobierno, o la cesión ante el chantaje de un criminal, este país estaría en situación de alarma. No habría que criticar al Gobierno; habría que echarlo con urgencia. Calma, señores. Cuando vemos invocaciones tan solemnes, a muchos nos cuesta trabajo distinguir dónde empieza la necesidad patriótica y dónde la busca, no tan confesable, de renta electoral. Y en todo caso, cuidado con las palabras; cuando son tan dramáticas, resulta difícil dar marcha atrás.

tracking