Diario de León

CON VIENTO FRESCO

Familias políticas

Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

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DESPUÉS DEL reparto del imperio carolingio en Verdún, en el año 843, por los nietos de Carlomagno, la nobleza carolingia lograba la fusión entre el honor o ministerio y el beneficio, por lo que los cargos políticos, los condes, hasta entonces de nombramiento regio y, por tanto temporales y revocables, pasaron a ser primero vitalicios y luego hereditarios. Esta profesionalización de la política constituyó el paso último en la consolidación de un feudalismo que terminaría atomizando el Estado, cuando aquellos nobles lograsen además la inmunidad de los territorios en los que ejercían aquellos cargos de forma hereditaria, y con ellos el poder y los privilegios. Aunque más tardíamente, este proceso de feudalización política fue seguido por otros reinos europeos, como vemos en el de León, en que condados y tenencias son, a partir del siglo XII, ocupados por una nobleza que logrará trasmitir igualmente entre sus vástagos dichos cargos hereditariamente. En democracia, los partidos políticos, con excepción de los de inspiración leninista, muy centralizados, se organizan sobre la base de corrientes ideológicas o tendencias, nucleadas en torno a determinados líderes con gran capacidad de dirección o de carisma. A veces, a esas tendencias o grupos, se las ha denominado como familias políticas; aunque en ocasiones, sobre todo en el ámbito local, esas familias más que ideológicas son banderías grupusculares, unidas por intereses materiales o por afinidades personales en torno a un cabecilla; no hace falta dar nombres pues son bien conocidos en el Bierzo y en León. Lo que nunca habíamos visto, con alguna pequeña excepción, es que esas familias políticas lo fueran también en un sentido biológico más pedestre. Esta última acepción es la que ha triunfado en la candidatura que el PSOE presentará en Ponferrada en las próximas elecciones municipales, al parecer con gran apoyo de la asamblea local, pese a que se han quedado fuera algunos políticos de larga trayectoria municipal. Los hijos de algunos conocidos militantes socialistas, varios de los cuales fueron en otro tiempo cabezas visibles de familias políticas, son los nuevos candidatos del PSOE a ocupar las poltronas municipales. El nuevo príncipe, el partido en la jerga de Gramsci, se nutre, según criterios hereditarios, de los vástagos -¡todo un paso hacia la endogamia más selectiva y patógena!-. Por supuesto, los hijos tienen el mismo derecho a participar en política que sus padres ¡faltaría más!; incluso pienso, sin ironía, que son unos valientes, pues con el desprestigio que actualmente tiene la política en España continuar la labor de sus padres debe de ser un sacrificio enorme, que nunca les agradeceremos bastante los simples ciudadanos. No creo que vayan a la política por intereses bastardos o materiales, sino por altruismo. Están aleccionados, conocen por propia experiencia la dura vida de sus padres, siempre en reuniones fuera de casa y otras servidumbres que seguramente han padecido siendo niños. ¡Todo por la causa! A mi esa endogamia no me preocupa tanto como a Joaquín Leguina, que la semana pasada se despachaba en una entrevista contra la nueva militancia de PSOE, de la que asegura que es huérfana de todo oficio manual o intelectual, es decir, que no tienen oficio ni beneficio, por lo que como políticos profesionales, se alejan cada vez más de los intereses de los ciudadanos. Desconozco si es así; a mi lo que me preocupa es el silencio de esta nueva militancia, también de la vieja, ante la política actual del PSOE en temas como la lucha antiterrorista y el problema territorial. Que los socialistas acepten sin chistar, contra el mar de fondo de una opinión pública anonadada y perpleja, que el gobierno de Zapatero se pliegue al chantaje de un asesino, y que justifique por motivos humanitarios -¡qué sarcasmo!-, el traslado de De Juana Chaos al País Vasco, es algo inaudito, o mejor dicho, quizá ese silencio sonoro -no inaudito, lo oímos muy bien- no sea sino una consecuencia de esa confusión entre el honor y el beneficio.

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