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León

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¡Ahí está, solo, junto al contenedor de basura! Limpio, recién pintado y brillante como salido de fábrica el banco que, aunque rezuma atractivo por sus cuatro apoyos: siempre solo y sin asomo de que alguien tenga deseo de sentarse y sólo porque está mal acompañado. Siempre se ha dicho: las malas compañías no son buenas; pero bien mirado, ¿qué tiene un contenedor de malo para que por su culpa, un asiento en una acera de primera manzana en la cuarta fase de Pinilla, lindante con la avenida San Ignacio de Loyola sea despreciado? El alcalde de San Andrés del Rabanedo creo que sabe que nada malo hay en ello. Pero la gente, en su mayoría, asegura que el alcalde responde a la pregunta y el polígrafo dice que miente, que no ha dicho la verdad. En su interior -en el contenedor-, se levanta la tapa y ¡hala!, una bolsa con desperdicios o sepa Dios qué. Así, desde la salida del sol: ¡bolsa va! Y porquería que cae desde la tapa al bordillo y espacio de acera hasta que el camión eleva el contenedor y engulle en su estómago lo que éste le ofrece que no dejan de ser todas las verdades que el alcalde no ha querido confiar al polígrafo y hacer que el reluciente y despreciado banco de buen estar y desear para reposo, sea acercado unos metros más abajo en el sentido del nivel o aguas abajo del cercano río y colocado al lado de su hermano que sin lugar a dudas ofrecería clientes parlanchines a los del citado. Señor alcalde, no es usted dueño de haciendas y útiles municipales que alimentan vías empadronadas. No es usted infalible que no deba admitir al menos un consejo: Despréndase del cinturón del sillón y pasee, vea y hable apoyado sobre su bastón. Se debe usted con lo que representa a cientos de vecinos que les niega la colocación de un asiento en el lugar adecuado. Usted es la persona que admitió la confianza del electorado; no se ría de ella, nos la niegue o pise. Piense en ello, señor. Santiago Benavente y Valencia (San Andrés del Rabanedo). Periodismo, desde el ejercicio a la mentira Un periódico local asegura que cierto partido político no ha pagado alguna factura pendiente con un ayuntamiento. Y eso resulta ser rigurosamente falso. Pues bien, ahí tenemos al partido en cuestión corriendo veloz a probar que sí pagó dicha factura. Otro periódico local cuenta que el techo de un colegio se ha desplomado y los alumnos están haciendo gimnasia a no sé cuántos grados bajo cero. Y eso vuelve a ser rigurosamente falso. Pero de nuevo las instituciones afectadas por esa noticia acuden diligentes, una vez más, a probar que no se ha desplomado nada. Cualquier día, alguno de esos periódicos dirá que el alcalde equis no ha dormido en casa la noche anterior, y veremos al pobre regidor que «pierde el culo» para demostrar que sí estuvo en su domicilio el día de autos. Señor director: ¿es eso periodismo? ¿se puede publicar impunemente cualquier noticia sin contrastar y desplazar la carga de la prueba al «acusado», sin ninguna responsabilidad del medio de comunicación? Señores políticos: ya sabemos que los tribunales están casi tan prostituidos como los periodistas, pero ¿saben ustedes que hay juzgados?, ¿a qué esperan para ejercer sus derechos allí, en lugar de arrastrarse indignamente por las redacciones de los periódicos? Jesús Viejo (León). H éctor Rodríguez (En diariodeleon.es).

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