¡Háganles la pelota!

¡QUÉ TENDRÁ el Bierzo cuando tanto lo bendicen políticos, periodistas, empresarios o turistas! La respuesta la desconozco y la sitúo entre los enigmas por resolver. Dos veces en Ponferrada un presidente de Gobierno en sus tres años de mandato. No vino a inaugurar nada, ni nos anunció la llegada de una multinacional (varias veces nacional). Pero los socialistas dicen que eso de capturar CO 2 en la quema del carbón y la plataforma logística de Toral va a ser la leche. Y yo digo que sí, que tienen razón, que nuestra salvación está en que vengan presidentes y ministros, y aunque nos sepa a poco -como hasta ahora ha pasado-, alguna harina se nos quedará en la tela al amasar el pan. No tengo vocación de mesías, pero esa salvación o solución podría estar más cerca si de verdad se agilizan en los despachos de los técnicos del Ministerio de Fomento la decisión política de construir la autovía que comunicará Ponferrada con Orense. Y lo mismo la autovía con Asturias desde el Bierzo. Me quedan unos cuantos-muchos años para jubilarme y megustaría ir a bañarme al Cantábrico asturiano sin ciática, en un pis pas, o a comer bacalao a Portugal, ahí al lado, en línea recta y por doble carril. Y ya puestos, me mojo como periodista y reclamo, por razones de justicia social y económica, el trazado de la autovía a Orense por Puente de Domingo Flórez. Los de la Junta, no salen del Bierzo. Y eso es bueno. Semana sí y otra también, visita de consejer@s; y una vez al mes, cuando no son dos, el presidente Herrera abandona la meseta. También viene el presidente de la Diputación y por su trabajo va más a los pueblos, donde le aprecian. Eso está bien, el Bierzo cuenta. Nos quieren y nos sentimos queridos, como esa mujer bella por dentro o por fuera, o las dos cosas. Me tiento la ropa con las feministas. Pero, ellos, ¿Qué reciben a cambio?: ¿votos?, ¿cariño?, ¿paisaje?, ¿gastronomía? En esas estaba yo, dándole a la cabeza, cuando se me coloca detrás del ordenador un veterano de Ponferrada, -un jubilado activo-, y me espeta lo siguiente: «Manoliño: Villafranca duerme; Ponferrada trabaja; Astorga reza, y León se lo gasta». Y entonces, pensé, a lo mejor la respuesta de tanto interés político por esta tierra del Bierzo es que lo tiene todo: duerme y trabaja. En la palabra «duerme» está implícito el placer, el disfrute, la buena vida. Y en el «trabajo», la riqueza, la influencia, el poder. Somos un escaparate o pasarela que cambia de atrezo cada temporada de moda y por la que todos quiere pisar. En estos días y en los que se avecinan, en los que seguramente se confundirán las visitas con el interés político partidista, está bien sentirse querido. Como en la película de Pretty Woman , cuando Richard Gere le decía a la dueña de la boutique, «¡Hágale más la pelota, pero más, oiga!», refiriéndose a la Julia Robers clienta y ya con dinero. Por eso, a partir de ahora, señores políticos, ¡hángales la pelota a los bercianos!. No. Es broma. Pero, nos dejamos querer, incluso por los gallitos de corral como Losantos, Luis del Olmo o Buenafuente. ¿Se dan cuenta? Termino la crónica berciana de la semana sin citar al PSOE, al PP, a los bercianistas, a los de IU y a los del MASS. Y sin quererlo, creo que los he citado a todos.