Diario de León

TRIBUNA

Mañana y los 364 días restantes

Publicado por
MARIO AMILIVIA
León

Creado:

Actualizado:

Mañana , muchas personas aquí en León, como en el resto de España, saldremos a la calle o acudiremos a cuantos eventos se han convocado para conmemorar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, una efeméride que siempre nos traslada de manera inmediata a otra realidad, tan cruel como, desgraciadamente, cotidiana; la trágica lista de mujeres asesinadas por sus ex cónyuges o compañeros, casi día a día. El denominador común de esta jornada nos debe llevar a todos los estamentos de la sociedad y a sus representantes a reflexionar en voz alta sobre el camino que aún resta hasta que la equiparación laboral y salarial entre mujeres y hombres, pese a los pasos avanzados, deje ser un objetivo inalcanzable, tan inalcanzable como resulta en estos momentos frenar en seco esa trágica lista de mujeres que cada día se asoma a nuestra realidad como si se tratara de un propósito imposible. Hace ya años que desde el Ayuntamiento de León hemos emprendido una política que ha tratado de identificar los problemas localizados en nuestro entorno, para acometer las fórmulas más adecuadas para perseguir un sueño que tarde o temprano debe hacerse realidad, con el impulso de todos la sociedad leonesa. Hoy día 400 mujeres en situación de riesgo son atendidas por medio de un programa pionero que nos ha situado a la vanguardia en este tipo de estrategias en las que el fin último no es otro que erradicar una lacra que ensombrece a la sociedad, que se supone es la mejor preparada intelectualmente desde sus orígenes, aunque como desgraciadamente muestran los resultados, la violencia contra las mujeres se produce en todos los estratos sociales e incluso, en los últimos años, se ha detectado un incremento de estas actitudes abyectas entre los más jóvenes. Ya hace 20 años que el Ayuntamiento de León puso en marcha la primera Oficina de la Mujer, aún operativa y atendida por profesionales, aunque hubieron de pasar muchos hasta consensuar un Consejo, que hemos puesto en marcha en esta legislatura, una vez que retomamos el Gobierno municipal, integrado por todas las asociaciones de mujeres de la ciudad, para las que cada año el Ayuntamiento convoca una línea de subvenciones para desarrollar sus actividades. El momento actual nos hace retornar a 1999 cuando desde el Ayuntamiento se ponen los cimientos de un proyecto que arrancó desde la Concejalía de Seguridad y que permitió, en ese momento, en los meses previos al cambio de milenio, atender a algo más de medio centenar de mujeres. Poco a poco se unieron al proyecto, ahora conocido por su s siglas, «gamo», Grupo de Ayuda a la Mujer, ideado por la Policía Local de León, otras empresas como Telefónica, lo que nos ha permitido abrir una ventana a las mujeres que padece n este tipo de violencia en sus diversas expresiones para evitar que se consume el peor de los supuestos, con la protección preventiva y con los medios que permitan impedir lo único que ya resulta inevitable. Este proyecto nos ha situado a León como pioneros en la forma de atajar una situación que aún viven y padecen demasiadas mujeres. Es un orgullo que el proyecto de León haya servido de modelo para otras muchas ciudades, pero, con los pies pegados a la realidad más cruel, debemos seguir un trabajo que no tiene respiro hasta que no se dé un carpetazo definitivo a un asunto que desfigura la esencia de lo humano, de lo que, en teoría, nos separa de la vertiente irracional, que tanto nos domina en ocasiones. He querido titular esta tribuna con una apelación que se me antoja es la única vía posible para acabar con la tragedia que cada día asola a mujeres con nombres y apellidos y que rompe de un plumazo sus ambiciones, sus sueños, su identidad de mujeres, de personas. Mañana es el día Internacional de la Mujer Trabajadora, pero no es más que una fecha, importante pero una fecha; la verdadera batalla comienza entonces, día a día, en el hogar, en el grupo de amigos, en el colegio, en el ámbito laboral, en cada una de nuestras actividades cotidianas. Es ahí donde la convicción personal nos debe mantener inflexibles ante cualquier manifestación de desprecio o despecho hacia la condición de mujer, porque son en esas pequeñas groserías, un chiste de mal gusto, un gesto de desprecio o altanería, las que hilan el rulo de la violencia hasta que llega a un punto sin retorno, la muerte. Ante nosotros tenemos 364 días para convertir las proclamas en hechos; no caben las medias tintas porque el silencio es, en demasiadas ocasiones, el mejor aliado del maltratador, una especie que no debe tener cabida en una sociedad tan más avanzada como la que vivimos en estos primeros acordes del nuevo siglo, aunque la estela de muertes nos sume en el lado más oscuro de la condición humana. Hoy es un día, uno. La batalla de la razón contra el maltrato se libra cada día.

tracking