Camino a la derechadura

SEGÚN algunos de esos contertulios que se supone representan la opinión del PP, al igual que otros parecen ser portavoces de aquello que pretende transmitir el PSOE, Rajoy y los suyos han analizado el riesgo que tiene la manifestación del sábado, de que la imagen que prime sea la de la extrema derecha con banderas anticonstitucionales y otros símbolos imprudentes. Es un riesgo que no les inquieta especialmente. En la política vigente del «y tú más» se recuerda a los socialistas que ellos han tenido en sus manifestaciones banderas republicanas y gritos que no se corresponden con su ideario manifiesto. Hasta donde alcanza mi memoria, cada vez que ha ocurrido tal, desde el PP lo han criticado, cuando no magnificado. Que el comportamiento del PSOE sea ahora semejante a nadie tiene que extrañar. El problema sin embargo va más allá. La visualización de esa derecha extrema que estaba desaparecida y sin cobertura mediática, su aparición insistente en los últimos días en iniciativas auspiciadas por el PP, es un pésimo síntoma. Distancia al partido de Rajoy de ese centro del que presumen, y lo que es peor, por el hecho mismo de que un segmento de nuestro arco político, afortunadamente extraparlamentario, ha encontrado soporte para hacer proselitismo. Facilitarles el cauce puede constituir una grave responsabilidad para Rajoy y los suyos si persisten en la actitud. Es probable que en la extrema derecha ya tengan claro que la política de la tensión al límite puede ofrecer réditos electorales, y ese es su caldo de cultivo. No sería la primera vez que alguien siembra y otros recogen los frutos a corto o medio plazo.