Diario de León

LA TORRE VIGÍA

Buenas ideas mal interpretadas

Publicado por
XOSÉ LUIS BARREIRO
León

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SI ZAPATERO está convencido de que actuó correctamente en el caso De Juana Chaos, debería mantener sus decisiones sin complejos, y afirmar a las claras tres cosas: que no cree en una política penitenciaria hecha a base de venganzas y mazmorras; que discrepa absolutamente del sistema de acción-reacción entre el Estado y ETA que inspira las propuestas del PP, y que no está dispuesto a potenciar un modelo judicial sometido a los vaivenes de la opinión pública, que module sus decisiones al impulso de las alarmas sociales y de su instrumentación demagógica. Y ahí debería terminar su respuesta a las monsergas del PP y al estúpido enervamiento en el que está entrando la opinión pública que gira en torno a los medios de comunicación que pontifican desde Madrid. Pero Zapatero no está seguro de sí mismo, y por eso, en vez de afirmar sus aciertos y la modernidad y humanismo de sus propuestas, sigue empeñado en hacerse perdonar sus decisiones, como si el hecho de que Aznar se hubiese adelantado en la política de redenciones y excarcelaciones añadiese algo de bueno o de malo al estricto cumplimiento de la ley. Con este método infantil e insólito, que gira sobre la esterilidad del «tú más y tú peor», el gobierno Zapatero sólo consigue reafirmar tres cosas que en modo alguno le convienen: que Aznar sigue siendo para muchos un paradigma de honradez política y eficiencia antiterrorista; que los socialistas toleraron y auspiciaron durante muc ho tiempo una política antiterrorista y penitenciaria que de hecho no comparten; y que en el fondo de sus propuestas actuales -que considero válidas- subyace la implícita aceptación de la terrible disyuntiva propuesta por Maquiavelo: que hay políticas moralmente débiles -como la de excarcelar legalmente a los etarras- que sólo el éxito puede convalidar («si el hecho te acusa, que el éxito te exculpe»). ¿Cómo se puede entender que un señor tan mayor como Zapatero suba a la tribuna del Senado para decirle al PP «tú excarcelaste más», «tú aplicaste más beneficios penitenciarios», «tú me llamaste pancartero más veces que yo a ti»? ¿Qué incentivo tenemos los que seguimos creyendo que la ley prima sobre las alarmas sociales y que los beneficios penitenciarios son un signo de modernidad y fortaleza democrática? Mientras Zapatero siga preso del discurso correcto -que propugna la ausencia de política antiterrorista y una regresión penitenciaria sin salida- será imposible que venza al PP. Porque la coherencia huera -la única que existe- favorece a Rajoy, y porque detrás de toda disculpa hay un reconocimiento de culpa que la sociedad española, y especialmente los votantes progresistas, no podemos aceptar.

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