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Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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LO QUE LES OCURRE a los dirigentes políticos es que están aislados en su mundo. Hablan con poca gente y a poca gente. Sus mensajes son artificiales. Si están en el mitin, anteponen el calor de los fieles al contenido de sus discursos. Si están en el Congreso, hablan a fogonazos, condicionados por los titulares de prensa y los cortes que van a emitir en la radio y la televisión. Y hablan, sobre todo, contra el adversario: Rajoy contra Zapatero, Zapatero contra Rajoy, todos contra Rajoy. Por eso, cuando los cronista tenemos una conversación reposada con ellos y escuchamos sus argumentos, expuestos sin rabia, decimos aquello de «gana mucho en la distancia corta». ¿Nos han seducido? No. Sólo nos han explicado su política y su forma de pensar. Nada ni nadie nos obliga a compartirla. Pero entendemos sus claves. En los últimos días, un Gobierno que parecía acorralado y noqueado se ha decidido a hablar. El martes, Rubalcaba expuso largamente sus razones sobre el segundo grado de De Juana Chaos. No convenció a quienes creen -y crean- la tesis de la rendición y el chantaje. Pero ha servido para transmitir la idea de que el Gobierno no es un suicida. Ayer, jueves, Rodríguez Zapatero acudió al programa de Carlos Herrera en Onda Cero , y ganó más puntos de opinión que en medio centenar de mítines juntos. Creo que ha sido su mejor acción informativa y política de los últimos tiempos. Quizá, desde que es presidente. ¿Es que el señor Zapatero hizo revelaciones sensacionales? No. Pero la suma de un entrevistador brillante y habitualmente crítico, más un gobernante que tenía pista para aterrizar, dieron como resultado una conversación distendida, con multitud de matices, diálogo fluido y hasta con gratificantes momentos de humor. Al presidente se le pueden hacer multitud de críticas por sus propuestas. Por ejemplo, creo que está cometiendo un error histórico al prescindir de la energía nuclear. Y creo también que resuma recelos ante el Partido Popular, lo cual aleja cualquier posibilidad de entendimiento. Pero esta crónica no quiere entrar hoy en esos aspectos. Lo único que quiere es dejar constancia de que los dirigentes políticos tienen que buscar otros cauces de comunicación con la sociedad que no sean los políticos, viciados de origen y procedimiento. Tienen que hablar, sencillamente; explicar sus ideas y pasos con normalidad y sin miedos absurdos, que ésta es una sociedad madura. Cuando lo hacen, como ayer, obtenemos la impresión de que ese Rodríguez Zapatero al que tanto se menosprecia por falta de criterios y de proyecto, sí tiene algo en la cabeza, aunque no siempre sea compartido. Cuando hablan, ganan. Cuando se pelean y gritan, espantan. Que sirva de algo la lección.