Diario de León

TRIBUNA

Los túneles de Pajares, la otra guerra

Publicado por
EDUARDO GUTIÉRREZ
León

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ES CUR IOSO ver a la gente cómo despotrica contra la guerra y las muertes que esta puede provocar en nuestro ejército, nuestros soldados, españoles o no españoles. De tarde en tarde le toca a algún español morir en combate, más bien atentado en la guerra de otros países, contra lo que muchos ciudadanos de este país protestan y enérgicamente. Me parece bien esa protesta, la guerra no es el mejor camino para que esta sociedad avance y evolucione favorablemente; pero de cualquier manera no deja de ser un accidente en el quehacer de su trabajo, donde supongo que en su contrato vayan recogidas las condiciones y los peligros de esta actividad, por decirlo de alguna manera. Ante un hecho de estas características los españoles y los medios de comunicación de todo el país y de Europa ponen el grito en el cielo, despotricando contra la guerra y hablando hipócritamente de la paz; sobre todo cuando todo es política y de la más sucia. De cualquier manera, el ejército hoy en día es profesional, y les guste o no les guste es su trabajo e implica sus riesgos. Lo grave, lamentable y bochornoso es que cuando los que corren peligro de mutilación o de muerte son los trabajadores, quienes debieran de estar protegidos por la Ley de Protección de Accidentes Laborales, el Estatuto de los Trabajadores, los convenios colectivos, etcétera, al menos así lo establece la legislación española. Que ofrecen su trabajo, solamente su trabajo, no su vida, a cambio de un salario. Este es el caso de las obras del AVE, en Pajares. Pues cosas muy graves y muy serias están ocurriendo en nuestra provincia y nada lejos de la capital, en La Pola de Gordón o en Pajares, en las empresas que conforman la UTE1 o la UTE2, FCC-Necsso-Acciona y demás empresas, y subcontratas, dependientes de las grandes empresas, los magnates que trabajan en todo el territorio nacional en internacional. Vean ustedes lo que esta ocurriendo, y así lo acredita la documentación que baraja la empresa, los sindicatos, la Inspección Laboral, el Ministerio de Trabajo y la Junta de Castilla y León, e incluso en los Juzgados de León. Jornadas laborales de 12 horas de trabajo, más desplazamientos de dos horas, que no figuran en su contrato, ni convenio colectivo, ni Estatuto de los Trabajadores, ni Constitución española y muchos menos en las directrices de la C.E.E., en dos turnos de día y de noche. Y no figuran para ocultar una realidad avergonzante para la patronal y para España, y además si protestan se van a la calle. Esta superjornada, más propia del África subsahariana, y el no cumplir con una prevención de riesgos laborales eficaz, provoca que en el último año según relación de accidentes emitida por la propia empresa y sin ningún rubor se acerque a los dos centenares en la UTE1, y otros tantos en la UTE2. De una plantilla en torno a los ochocientos aproximadamente, contando con las subcontratas. La mayoría de carácter grave, pues las bajas llevan un año y continúan. Sin duda las gentes de las comarcas de Gordón, del Torío, del Valle Fenar, etcétera, y de la capital, están de luto, y su recuerdo hará que lo estén durante muchas décadas. Ya van dos muertos, más los mutilados. Con esta manera de «trabajar», por llamarle de alguna manera, cualquier día podría darse un accidente masivo, y las consecuencias podrían ser irreparables. Esto en realidad, puede ser más grave que Afganistán. Todo ello a cambio de un salario en torno a las 300.000 pesetas mensuales. La sección sindical de la CGT, en los túneles, ya alertó hace más de un año en los medios de comunicación locales sobre estos peligros. Lo curioso es que la CGT, lo ha puesto en conocimiento, de la empresa, la Delegación Provincial de Trabajo, la Delegación Territorial de Trabajo, la Consejería de Trabajo de la Junta, y todo el mundo elude responsabilidades y, lo más triste, respuestas que den una solución real a esta situación. El inspector laboral de Trabajo, puesto exclusivamente para atender a estas obras, no resuelve;. parece ser que no es su cometido. Y el sindicato de CC.OO., con mayoría en el comité, aún no ha interpuesto ni una sola denuncia, digna de reseñar. No entendemos nada, saquen ustedes sus propias conclusiones. Nuestros delegados sindicales, los de la CGT, por moverse y denunciar los hechos, suponemos, son motivo de acosos y persecuciones, uno de ellos ha tenido que denunciar un acoso laboral ante el Juzgado, después de que la inspección no resolviese nada y tardara en contestar seis meses; y al final pedir la baja laboral por motivos psicológicos. Otro ha sido objeto de amenazas de muerte con una horca de cuerda, de las de colgar. Otro ha tenido que pedir la cuenta aburrido..., e irse a otra empresa. Y a otro más, afín a nuestro sindicato, pero no delegado del comité, se le despidió en plena baja laboral psicológica. La empresa nos niega información, por no tener mayoría en el comité, algunas denuncias al Juzgado de lo Social, nos las echan para atrás porque dicen que se necesita mayoría del comité. Y CC.OO., los mayoritarios se inhiben. CC.OO., incluso aprueba unilateralmente la jornada de 12 horas. Lo cierto es que todo el organigrama laboral y social es conocedor de estos hechos y nadie resuelve nada. Qué pena de país, qué pena de España. Enviaremos un informe a la C.E.E., pero mientras tanto la empresa continúa con sus acciones y la obra se va acabando a costa de lo que consideramos un abuso y atropello hacia los trabajadores. Juzguen ustedes; es nuestra última esperanza.

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