Delphi y Chaves
Semana Blanca en San Isidro Estuvimos una vez más en la Estación Invernal, con alumnos de varios colegios, en total 37. Es un programa magnífico para escolares, pues aprenden a esquiar -objetivo principal del programa-, a convivir, a respetar la naturaleza, ya que se completa con visitas a pueblos: Cofiñal, Puebla de Lillo, etc. museos: Valdehuesa, Casa del Parque de Puebla de Lillo y se realizan rutas por el entorno: Entrevados-Valle de Pinzón, etc. (Son magníficas clases sin paredes, como decía el gran pedagogo Andrés Manjón). La primera vez que participé en este programa fue en el año 1.988 con alumnos de la hermosa ciudad de Villafranca del Bierzo y su entorno. Desde esa fecha he vuelto varias veces más, porque creo en él. En esta ocasión, como en las anteriores, todo ha ido fenomenal: el hostal Pico Agujas, muy bien, los monitores de esquí y del tiempo libre magníficos, el conductor del autobús fabuloso, el tiempo insuperable, Pero observamos un detalle un tanto ladino, que no nos gustó y es el siguiente: a los maestros acompañantes y responsables de los alumnos, sin los cuales no es posible este programa, por primera vez en la historia de esta estación, se les cobra el alquiler del material de esquiar (37,50 los cinco días), si deciden hacerlo, ya que a veces no es posible por atención a algún alumno lesionado o enfermo. Si esquían, siempre es, estando al tanto de los grupos que están con los monitores por si ocurre algún percance, es decir muy limitados, por la responsabilidad. Creo que esta módica cantidad no alterará demasiado los ingresos de la Estación, «ya que el que no se harta comiendo, no se harta lamiendo». Hemos hecho a lo largo de los años de docencia muchísimas actividades por toda España y jamás se nos ha cobrado la entrada a una actividad con alumnos, por lo cual esto nos pareció fuera de lugar. ¿A qué mente «estresada» o «desocupada», se ha podido ocurrir esta «genial» idea? No es por el dinero, que aunque fuera un euro sería lo mismo, es por el detalle, nada fino hacia el docente, que se menosprecia olímpicamente. Como rectificar es de sabios y por el bien del programa, que debe seguir, esperemos que esto se subsane y se siga teniendo, como hasta la fecha, un detalle con la figura egregia del maestro o del profesor. Francisco García Carrizo ( Veguellina de Órbigo). Morir en un hospital Lejos de la idea que tenemos de los hospitales como lugares de sufrimiento y fríos para morir, nos hemos encontrado que no en todos los casos sucede así. Dentro del dolor que sentimos cuando alguien a quien queremos se nos va, esta situación puede ser llevada de una forma íntima, solidaria y respetuosa, como ha sido el reciente fallecimiento de nuestro querido padre y esposo. De este modo, queremos dar nuestro más sincero agradecimiento al personal sanitario del complejo hospitalario de León, en particular al doctor Cadenas y a todo su equipo de la planta 4ª de la Residencia Virgen Blanca, por su profesionalidad y trato humano recibido en todo momento. Familia Calvo Guerrero ( León). Ángel (Cádiz).