Europa nostra

SE CUMPLE medio siglo de la firma del Tratado de Roma por el cual se creó la Comunidad Económica Europea que ha dado paso, a través de otros tratados, en un lento proceso, a lo que es la Unión Europea de 27 países. Desde entonces (1.957), hemos vivido situaciones importantes que no podemos olvidar fácilmente: Las penurias de la post Segunda Guerra Mundial, los miedos en la Europa dividida en dos bandos armados con bombas atómicas durante la Guerra Fría, el gran terremoto de la caída del muro de Berlín, la desaparición de la URRS y la reunificación de Alemania. Parecía que había llegado la hora de Europa con una explosión de optimismo que pronto Milosevic y Sadam Husein se encargaron de enturbiar. Pero Europa, con una organización limitada a la economía fue capaz de empezar a transformarse, por el Tratado de Maastricht (1.992), en un ente político y estratégico que, todavía con algunas limitaciones, ya apuntaba a cotas de mayor unión política y económica que dieron a los europeos ventajas que cincuenta años antes eran impensables. Hoy podemos movernos de un país a otro, sin pasaporte, con la misma moneda e incluso con algunos derechos protegidos como europeos; tenemos vuelos baratos, autopistas construidas con fondos europeos, trenes de alta velocidad; podemos vivir y trabajar en otros países, los estudiantes tienen becas para estudiar en el extranjero. Es mucho lo que se ha avanzado, aunque en un proceso muy lento en comparación con la marcha de los tiempos del siglo XXI, con sucesos que han cambiado el orden mundial anterior. Pero ante el panorama geopolítico que se está formando, con la emergencia de nuevas potencias y poderes políticos, junto a fenómenos planetarios como la globalización o el cambio climático y la revalorización del área del Pacífico sobre el Atlántico, los europeos si no queremos quedarnos como una reliquia económica y cultural, sin capacidad de influencia en las grandes decisiones sobre asuntos tan importantes como la energía del futuro, tendremos que apretar el acelerador para aumentar nuestra capacidad de actuar unidos.