Almas sin fronteras

LA TARDE del viernes asistí a una proyección privada del documental Almas sin fronteras sobre la Brigada Lincoln. realizado por Miguel Ángel Nieto y Anthony Geits, éste profesor de la Universidad de Washington, quien ha pasado unos días en León, por un convenio con nuestro campus, que posibilita -entre otros logros- intercambiar alumnos. De la conversación fueron surgiendo nombres de amigos y conocidos comunes, como luces inesperadas (Víctor Fuentes, Miguel Marina). La sagrada ley de la hospitalidad acoge a quienes están fuera de Itaca. Por tanto, buen vino, mejor humor y el respeto hacia quienes fueron héroes y lo siguieron siendo después de que la batalla terminase. Escuchar a Geist fue un regalo de nuestro anfitrión. Cuando viajas, el corazón es lo primero que debes meter en la maleta. «¿De dónde te viene el interés por nuestra guerra?», le pregunté. «De mi padre», contestó. Más tarde, me enseñó una pequeña fotografía de su progenitor, cuando era muy joven, guardada junto a las de su mujer y sus hijas, en un pequeño plástico trasparente del tamaño de un billete de dólar doblado. Entonces, comprendí por qué dicho documental tiene corazón y rigor. Cumple con la ancestral regla que diferencia el trabajo rutinario del forjado en los adentros. La memoria de unos brigadistas salvada del olvido, un estadounidense enamorado de España y que lleva consigo la imagen de su padre (íntegro activista en tiempos difíciles). Cada uno enarbola sus propias banderas invisibles: mitos de infancia, lecturas juveniles, convicciones heredadas, aquello que nos cobija en la tormenta... pero quizá nada revele más quiénes somos que las fotos que como oráculos secretos nos acompañan siempre en los viajes, en la ida y en la vuelta. ¡Ah, el corazón humano...!