Diario de León

LA TORRE VIGÍA

Fin del imperio blando

Publicado por
XOSÉ LUIS BARREIRO
León

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SE LLAMA PODER blando a ese halo de autoridad que acompaña a los que representan en cierto grado un poder de intervención. De lo cual se deduce que, aunque el poder blando y el duro no son exactamente lo mismo, ambos poderes se definen y se exigen mutuamente, ya que uno es causa del otro y entre los dos se complementan. Nadie duda, por ejemplo, de que Kissinger o la Sra. Albright ejercieron una gran influencia sobre los líderes mundiales y sus pueblos, cuando nadie montaba una paz o una guerra sin que Washington la bendijera, y cuando todos querían tener una foto al lado de quienes -en modo duro o blando- dirigían el mundo. Pero aquello empezó a derrumbarse cuando Collin Power quiso justificar la invasión de Irak con un frasquito sin etiqueta, y cuando Bush y Blair trataron de vender el saqueo y sumisión de Oriente Medio como una operación de paz al servicio de la humanidad. Los intentos de Condolezza Rice por mantener vivo el poder blando de EE.UU. la ponen en un ridículo espantoso. Y los únicos que se fotografían con ella a todas horas son el presidente títere de Irak, y el polémico israelí Ehud Barak, que están más quemados -y fracasados- que un chamizo. La política internacional desplegada por Washington y Londres desde el atentado contra las Torres Gemelas, está llevando a EE. UU. y a Inglaterra a una crisis de autoridad sin precedentes. Y, aunque siguen siendo aliados necesarios para mantener el statu quo vigente, todos sabemos que han dejado de ser solución para convertirse en problema, y que por eso se hace imprescindible crear otra autoridad sustitutoria -Europa, la ONU, o una red de potencias en equilibrio- que ponga fin a los abusos que jalonan la construcción del orden internacional desde la Segunda Guerra Mundial. Sólo en este contexto se puede entender la crisis actual entre Irán e Inglaterra. Lo primero que dijo Blair al saber que quince británicos habían sido detenidos en el Arvandrud fue esa especie de «usted no sabe con quien está hablando» que caracteriza a todos los que detentan un poder blando. Y lo que el mundo está viendo ahora es que era Blair el que no sabía con quien estaba hablando, y el que, en lacónica frase de la Nasa, tiene un problema sobre su mesa. La reacción de Blair, que siempre va por libre, fue implicar a la UE y a la ONU en «su» problema. Pero, a pesar de sus diplomáticas palabras, ninguno picó en el anzuelo. Cuando las guerras se pierden, y la política internacional es falsa y chapucera, el poder blando se derrumba. Irán lo sabe, Arabia Saudita lo intuye, y Europa empieza a enterarse de que su primo de Zumosol está enfermo. Porque llegan nuevos tiempos, y todos los mitos empiezan a romperse.

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