Diario de León

DESDE LA CORTE

El empresario y los políticos

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FERNANDO ÓNEGA
León

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DE ÉSTA, salimos todos expertos financieros. Entre las opas, el capitalismo popular, los datos estadísticos con que nos inunda el gobierno y las constantes subidas del euríbor, la gente sabe todo de economía. Muchos taxistas llevan un periódico económico en el asiento. La gente suelta teorías sobre la burbuja inmobiliaria o el precio del petróleo. Y sabe contar en euros el precio de Iberia y no digamos de Endesa. Como consecuencia, conoce mejor el nombre de Bernotat, presidente de E.On, que el del ministro de Administraciones Públicas. Los locutores hablan de Conti, el de Enel, o de Entrecanales, con la misma cercanía que de Zapatero o Rajoy. Es natural: salen en la tele casi tanto como Arnaldo Otegi, que es el rey de los telediarios. Así que no intentaré expresar una opinión sobre los tejemanejes de la historia de Endesa: todo el mundo tiene hecho su criterio. Sólo destacaré lo que más me ha sorprendido: la templada reacción del teórico perdedor, que es el señor Bernotat. Hombre, está cabreado y decepcionado, que tampoco es una hermanita de la caridad. Lanza acusaciones de ilegalidad en el pacto de sus competidores. Insinúa trapicheos. Pero, a la hora de hacer balance final, considera el acuerdo como «la mejor alternativa» y «una salida sensata». Eso es saber perder. Como diría José Blanco, a ver si algún partido aprende a aceptar así los resultados de las elecciones. Y ya que hablo de «algún partido», comparen ustedes esa reacción de Bernotat con la del PP. A Mariano Rajoy parece que le hubieran robado las acciones. A su diputado Pujalte le faltan palabras para poner en ridículo al gobierno. A su portavoz de Asuntos Económicos le duele la solución Endesa como un día de libertad de De Juana Chaos. Entre todos representan un cabreo arrebatado, descomunal y cósmico, que desembocará en pedirle explicaciones a Zapatero en el Parlamento. Yo no digo que no tengan razón. Rajoy casi siempre la tiene. Sólo digo que me sorprende el volumen de su irritación, ahora que tenemos una referencia para compararla, y está en el tono del presidente de E.On. Dos formas de perder: uno, su opa, que le hará rendir cuentas a los accionistas; los otros, una batalla política. El alemán representa la crítica dura, pero con exquisitez de forma; los políticos, la agresión directa, el tremendismo, la visualización de la España mala que entrega un valor a un gobierno extranjero. El alemán ha perdido, pero seguirá buscando oportunidades; los españoles consideran todo una tragedia derivada de un gobierno torpe y sin sentido patrio. Han sido tantas las diferencias, que me resultó inevitable una pregunta: ¿será que quien ha perdido de verdad la opa ha sido el PP? A veces lo hacen pensar.

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