NUBES Y CLAROS
Liberados
«CREO QUE NUESTRO pesimismo es un factor paralizante y que debemos liberarnos de él». Con su pinta de profesor loco, ufanándose de no tener pelos en la lengua hasta el punto de caer en esa clase de soberbia de estar por encima de muchas de las presiones que a otros les agobian, Antonio Luque pasó hace un tiempo por León presumiendo de la investigación puntera que desde hace décadas desarrolla el país en energías fotovoltaicas. Presumió de erudito en la materia, pionero en la empresa y también de científico español. Llamó la atención porque se puso por montera el tópico, ese que como el chiste considera tan contradictorio hablar de música militar, y de españoles sabios más allá de la ciencia de la picaresca y la holgazanería. Luque repasó historia y presente y lo dejó claro: «Todas estas cosas no podrían hacerse en un país de mierda. Este es el primer país que tuvo un concepto global del mundo en la Edad Moderna». Y tantas cosas por las que podemos llevar la cabeza bien alta. Es hora de desenroscarnos la boina, que algunos en esta provincia llevamos apretada hasta provocar falta de riego. Es hora de liberarse de la parálisis del pesimismo y el victimismo. Creo sinceramente que León se ha desatado las sogas que atenazaron durante demasiado tiempo su autoestima, pero no basta. En las últimas semanas he tenido algún que otro intercambio de impresiones con gentes que siguen aferradas al «es que somos así». Me niego a aceptar la resignación que de los periodistas somos así, de que los leoneses somos así, de que esto es provincias y aquí las cosas pueden hacerse a medias o esperar a que venga alguien a enseñarnos cómo hacerlas. Esto no es Silicon Valley, pero no es una tierra de mierda. Sus gentes deberíamos convencernos de ello.