EL BALCÓN DEL PUEBLO
Pedimos transparencia
LA PROCESIÓN del Encuentro, si el tiempo lo permite, pone fin hoy a la Semana Santa leonesa 2007. Es tiempo turbador, pero todos lo medimos no como recogimiento, sino como éxito económico y de público. Los dos son complemetarios. Sin la riada humana no habría sido posible el abril de las aguas mil. Ha quedado ratificado que la Semana Santa leonesa, declarada de interés turístico internacional, es un activo imprescindible. Se conjugan los rezos y los ritos, lo divino y lo pagano, los desfiles escenificadores de la pasión de Cristo y el juego de las chapas; la injusticia de la muerte con el júbilo de la resurrección, el ocio con el negocio. León y su Semana Santa son ya indisociables. Y cerrado ya el tiempo turbador, se inicia otro incierto: el tiempo político, con los días contados para las próximas elecciones autonómicas y municipales. Cuando abro los cuarterones de este balcón jarrea sobre nuestra ciudad y estaba celebrándose la manifestación en Cistierna por una estación de San Glorio leonesa y contra las previsiones contenidas en las Directrices de Ordenación del Territorio (DOT) que tramita actualmente la Junta. Hoy muchos más asuntos en esas DOT que deben ser objeto de impugnación o de debate por afectar a intereses vitales para el futuro de León. A título de ejemplo, baste señalar que no contemplan la construcción de dos infraestructuras básicas: las autovías Ponferrada/Orense y La Bañeza/Bragança. Y cuando digo que no las contempla, es que ni se apuesta por ellas ni se extraen las consecuencias de la necesidad de su construcción. La próxima campaña autonómica es el momento más idóneo para confrontar promesas y programas electorales y también las DOT, de forma que todos los partidos con candidaturas se pronuncien sobre esos extremos. Y cambiando de tercio: en este balcón, hace pocas fechas, puse de relieve la necesidad de total transparencia en lo que se refiere a los candidatos a la presidencia de la Diputación Provincial. Es la mejor forma de evitar cambalaches después de las elecciones municipales. Pues bien, en los últimos días se ha extendido el rumor -ya sé que un rumor no suele ser antesala de noticia-, según el cual, el cambalache ya estaría hablado y pactado en la cafetería del Senado. Incluiría un apoyo tácito entre los participantes de este tenor: sentarse uno en la torre noble del Palacio de los Guzmanes y la otra en el edificio de Botines, además de rubricar una legislatura de guante blanco, sin agresión mutua. El asunto se debate en todos los cenáculos políticos. A mí me da que este cambalache no lo sellan ni con pegamento Imedio. Es un jarrón imposible. Se me ocurre que la limpieza electoral exige, además de transparencia, la aportación de buena fe para que el electorado vote las propuestas que más le interesen o convenzan y que, por supuesto, deben estar muy por encima de los intereses de los partidos, y mucho más, por encima de los intereses personales de los dirigentes de esos partidos. Por eso mismo es obligatoria la máxima transparencia antes de las elecciones en relación a la propuesta para la presidencia de la Diputación. Y, por supuesto, romper el pacto previo, si es que existiera, o desmentir el intercambio de cromos que todo León está comentando con gran escándalo.