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Publicado por
ASSUMPTA ROURA
León

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MUCHOS se acordarán que en el año 2004 los representantes de Barcelona, con el alcalde Clos -ahora ministro de Industria-, al frente, pretendieron mostrar al mundo su ideario de vanidades levantando un espectacular monumento al cemento al que dieron el nombre de Forum de las Culturas. No hará falta recordar que tuvo más éxito el rotundo fracaso de aquella banalización espectacular de la cultura y de la globalización que todas la precampañas mundiales que se organizaron con dinero público. Todo un barrio de antiguas fábricas ya en desuso fue derruido para favorecer la especulación inmobiliaria en uno de los frentes marítimos. No hace mucho que anduve paseando por allí con Elena, la hija de mi amigo Juancho, estudiante en Barcelona. Como es muy inteligente dejé que hablara desde su primera impresión antes de explicarle que pisábamos lo que había sido el antiguo Manchester barcelonés, hasta hace unos seis años. Ante unos edificios de excesiva altura, acristalados de suelo a cielo mezclados con fábricas en (de) construcción y terrenos con vallas publicitarias que prometen pisos del alto standing, a Elena sólo le salió una pregunta varias veces formulada desde su asombro. ¿Pero esto qué es? ¿Es posible que viva alguien ahí? Sí, alguien vive ahí, pocos, claro, pero viven. En cuanto a los miles de metros del Forum propiamente dicho les diré que el poco uso que de él se hace sirve para que el ayuntamiento aboque allí algún que otro apaño folclórico que organizan muy de año en año las llamadas casas regionales y poco más. Llama la atención no obstante el destino que ha tenido esta semana vacacional. El Forum de la Culturas ha servido para que aproximadamente unas dos mil persones organizaran un punto de encuentro. Eran todos mayores de cuarenta años y su procedencia EE.UU. y Arabia Saudita. La mayoría con alto poder adquisitivo, eufemismo que ahora sirve para denominador a los ricos, se alojaron en hoteles de cinco estrellas. Su singularidad: ser gay pero del estilo «oso» o lo que es lo mismo, hombres con mucho pelo. Su finalidad: Barcelona, como escaparate mundial de tolerancia con los homosexuales, para buscar nuevas experiencias de intercambios sexuales con nuestros «osos» nacionales. El ayuntamiento, para curarse en salud, dice que no se mete y que «oficialmente» no les han dejado el espacio del Forum, pero en el centro cuelga publicidad del encuentro en todas las farolas. ¿Que qué tengo yo contra los homosexuales? Nada en absoluto. Contra la hipocresía sí. Sobre todo cuando, bien informada, sé que jóvenes, muy jóvenes, varones, claro, inmigrantes la mayoría, han puesto muy alto el precio de sus servicios corporales en locales ad hoc, donde tomarse una caña normalmente ya cuesta un riñón. Hipocresía y prostitución siempre a la par.