Una semana de pasión y las venideras de tostón

CONCLUIDA la Semana Santa, que dicho sea de paso no ha tenido ni descanso para nuestros políticos patrios a pesar del recogimiento que siempre, como mandan los cánones, se debe guardar, a los habitantes de este país que se llama España nos tocará apechugar con una batalla política intensa y a veces hasta cansina en la que el horizonte al que toca llegar serán las municipales y autonómicas del próximo 27 de mayo. Por si ya fuera suficiente la lista de comparecencias de un signo y otro, de visitas, inauguraciones, interpelaciones, presentaciones hasta del último número de una lista para la pedanía del pueblo más remoto y promesas que quedan muy bien para la galería pero que por repetitivas, insustanciales y a veces incomprensibles resultan cada vez más incomprendidas. Cuatro años dan para mucho, para pensar qué se quiere hacer, para aportar ideas y para ir informando de ellas pero a muchos parece que le suena a lejano y sólo se aplican cuando un plebiscito popular, dígase comicios, pone en juego sus intereses. Esa circunstancia nos hace pensar que a lo largo de más de un mes la saturación de mítines a los que mayoritariamente acuden simpatizantes y afiliados pero de los que pasa el público en general va a ser mayúscula. Ya lo ha sido hasta ahora con inauguraciones y demás presencias para la galería (que casualidad que cada obra que se proyecta de cualquier tipo siempre concluye meses o días antes de unas elecciones, como si en llevarla a cabo fuera preciso un tiempo de cuatro años o que, por esos avatares de la vida no fuera posible realizarla a principios de legislatura y tuviera que posponerse para tiempo más adelante, coincidiendo así su terminación con los comicios) y a partir de este momento la cuenta atrás de los candidatos va a ser de las que hacen historia. Y, como no podía ser de otra manera, en el Bierzo esta batalla, en el buen sentido de la palabra que no hay que ser mal pensados, va a ser de órdago. En juego están ayuntamientos importantes en los que algunos se juegan no sólo lograr la mayoría sino ganar y otros intentar desbancar a un oponente que durante tiempo le ha cortado el paso a un sillón que es más apreciado que el que nos otorga descanso y comodidad en nuestros hogares. Pero también el Consejo Comarcal o la Diputación, administración que el PP intentará retener, sea con el candidato que sea ya que hoy por hoy aún no lo tiene decidido, y lo que es peor, hay varios postulantes que no quieren ceder en sus pretensiones, mientras el PSOE después de ocho años buscará recuperar algo que, en tierra de Zapatero, es muy preciado. Por eso el Bierzo, y por otras muchas cosas, resulta tan valioso para los políticos que no se cansan de repetir el valor de esta tierra y su trascendencia a la hora de inclinar la balanza al lado de unos o de los otros. En esa batalla se presupone que no haya día que no aparezcan políticos en los estrados para trasladar, a veces lo mismo que hace cuatro años, sus proyectos siempre tildados de los más importantes que, a veces nos creemos. No en vano alguno sí ha tenido traslación real. Pero es que por aguantar a algunos los sufridores habitantes se merecen algún reconocimiento. O es que no es justo que perder unas horas de nuestro tiempo no tenga recompensa.