TRIBUNA
Babia no existe
UN DETALLADO estudio de las actuaciones de las Administraciones públicas en los pasados cuatro años demuestra sin lugar a dudas que Babia no existe, estamos ante una comarca mítica que, si bien figura en el diccionario de la RAE, ha desaparecido de los mapas que manejan los políticos. Debe pesar una maldición muy grave, pues no se concibe qué ha podido suceder. Repasemos los hechos, pues son muchos y son testarudos como tuérganos. Uno. Castilla y León está dividida en Áreas de Salud con al menos un Centro de Salud en cada una. Pues bien, algo ha sucedido en los mapas sanitarios, pues el único lugar de toda la Comunidad Autónoma donde no hay centro de salud es Babia. Desde algunos despachos se ha difundido el rumor de que se debe a que en Babia no hay enfermedades, pero no se ha podido contrastar este hecho. Lo único constatable es que han pasado cuatro años más para Babia sin Centro de Salud. Dos. Desde hace tiempo, la Unión Europa ha dicho que los teléfonos o la electricidad son servicios universales y que deben ser prestados a todos los ciudadanos, independientemente de dónde se encuentre su vivienda. Claro, dicha vivienda debe estar en territorio europeo, pero no en Babia, porque si está en Babia, sus moradores no tienen derecho a teléfono ni a luz durante todo el año, sobre todo si nieva o si se está sólo o si es mayor (no hay que incluir aquí a los enfermos porque según los datos de la Junta no hay en Babia, por lo que no tienen necesidad de teléfono). ¿Cómo va a obligarse a las operadoras a asegurar un servicio en un territorio que no existe? No sería lógico responsabilizarlas por los cortes del servicio, pues bastante hacen con cobrar a los pueblos hasta la electricidad que gastan los repetidores y las reparaciones de sus averías. Tres. Hace ya muchos años unas Cortes que se reunieron en Valladolid afirmaron que en Babia había unas montañas de gran valor ambiental, y que había que protegerlas, de hecho las incluyeron en una Ley junto con otros espacios de la Comunidad Autónoma. Algo debió suceder con los mapas oficiales pues han pasado casi 20 años y no se ha invertido ni una peseta ni un euro en la protección ambiental de Babia. Al contrario, las montañas y ríos de Babia se están sometiendo a un expolio absolutamente ilegal porque las Autoridades locales y regionales no deben encontrarla en sus mapas, circunstancia que algunas empresas mineras están aprovechando para iniciar sus actividades de forma ilícita. De la misma forma, la Junta de Castilla y León ha debido perder el expediente de aprobación del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Babia y Luna, pues hace tiempo que se ha elaborado por los técnicos de León pero en su viaje a la Corte debió ir al Archivo de Simancas en vez de la Consejería del ramo. Mientras tanto, las inversiones y puestos de trabajo que exige la puesta en marcha del PORN se las han ahorrado los de Valladolid. Algo similar ha ocurrido con el Palacio de los Quiñones de Riolago, que desde que pertenece a la Administración regional se ha perdido la llave, pues está cerrado a cal y canto. Rumores hay que dicen que va a ser la futura Casa del Parque de Babia y Luna, pero lo que debía haber sido una realidad hace ya años, y que podría haber dinamizado económicamente la comarca, es hoy una mera ilusión. Cuatro. Existen más pruebas de que Babia no tiene determinación en los mapas oficiales y es que desde Asturias se ejercen las competencias sobre el territorio babiano sin que preocupe a nadie. En el extremo occidental, desde Somiedo se asfaltan más de dos kilómetros de carretera leonesa y se anexionan novecientas hectáreas sin que se inmute ningún funcionario. Por el impulso en solitario de un antiguo alcalde, la Audiencia Nacional ha devuelto menos de la mitad de la superficie anexionada, pero hoy a nadie preocupa recuperar el resto. En el extremo oriental de Babia, el Ayuntamiento de Mieres campa a sus anchas con sus policías locales pistola al cinto, negando los derechos históricos de los ganaderos y construyendo, entre otras ilegalidades, una urbanización ilegal. Para arreglar el desafuero, los políticos leoneses corren a hacerse una foto en el límite fronterizo realizando unas promesas que se las ha llevado el mismo viento que movía sus americanas en alto del Puerto de Pinos: ni carretera de acceso ni apoyo a los ganaderos leoneses. Al contrario, si se apoya a alguien es a los mineros prejubilados asturianos, que son más numerosos y reivindicativos; todo lo que sea necesario para garantizar un buen titular para leer la mañana siguiente en los calientes despachos de la capital. Cinco. Por supuesto que tampoco Babia existe en los mapas de carreteras, pues sin tener en cuenta sus necesidades ni expectativas de desarrollo económico, se prevé construir por encima de ella una autovía que enterrará en asfalto el futuro incierto de esta comarca. Al parecer, sólo importa unir Ponferrada con una autopista de peaje y qué mejor atravesar una comarca que no existe. Pero es que incluso se ha podido escuchar que de esta forma Babia saldría de su aislamiento, que estaría mejor comunicada, que sus pueblos ya no se aislarían cada vez que nieva. Y hay que escuchar esto cuando no hay máquinas quitanieves en la comarca, o están estropeadas, y teniendo en cuenta que con el coste de medio kilómetro de la autovía proyectada habría dinero para que cada pueblo de Babia tuviera su propia quitanieves y maquinista durante cien años. Hablando de la «Autopista del Huerna», vaya desfachatez la de los políticos leoneses que emplean el nombre de un valle asturiano y no el nombre de «Autopista de Luna» para referirse a esta vía. Debe ser que queda más exótico emplear la terminología asturiana, que recordemos también usa las expresiones de Autopista a la Meseta o a Castilla, vayan tomando nota. Seis. La última de las pruebas del desvanecimiento de Babia nos viene de París, donde están absolutamente preocupados ya que después de que la Unesco declarara Babia como Reserva de la Biosfera, ha desaparecido también de sus mapas. Han intentado contactar pero ha sido imposible; de hecho, van mandar a uno de sus mejores especialistas, que ha trabajado en el Himalaya buscando Xanadú y en el Amazonas intentando localizar El Dorado, para descubrir qué ha pasado con Babia. Mucho nos tememos que el intrépido explorador pase de largo, pues Babia estará bajo el asfalto de una flamante autovía, bajo una enorme mina a cielo abierto y el resto anexionado a Asturias. Al fin, la maldición se habría cumplido y Babia estaría definitivamente en Babia. Quizás no se pueda vencer al mito o, tal vez, Babia nunca haya existido.