Diario de León

DESDE LA CORTE

Por el espejo retrovisor

Publicado por
FERNANDO ÓNEGA
León

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EL ESLOGAN electoral de los socialistas tiene una gran vocación de futuro: «Miramos hacia delante». Sin embargo, a veces las mejores y mejor intencionadas propuestas tropiezan bruscamente con la realidad. Ayer, mientras esas tres palabras lucían con ilusionada sonrisa a los votantes, el discurso político del PSOE era una descarada y descarnada mirada hacia atrás. José Blanco, la voz más ilustre y sonora del partido después de Rodríguez Zapatero, se fijaba un día más en el 11 de marzo de 2.004. El PSOE cazó al aire las declaraciones judiciales de los responsables de la policía durante aquellos dramáticos días en el juicio, y proclamó «la hora de exigir la responsabilidad de quienes quisieron convertir una tragedia en una oportunidad electoral». No es una opinión personal del admirado y querido José Blanco. Es una declaración oficial de la Comisión Ejecutiva Federal del Partido Socialista. Ante tal exigencia, sólo tengo algunas preguntas: los señores Aznar, Rajoy y Acebes, expresamente citados en esa declaración solemne, ¿no han pagado ya su responsabilidad en las elecciones legislativas del 14 de marzo de 2.004? ¿No se exceden los socialistas al insistir en nuevas exigencias, como si aquí no hubiera pasado nada? ¿No estarán cayendo en el mismo pecado de «oportunidad electoral» que le reprochan al Partido Popular? El ansia de recrear las mentiras y engaños de aquellas fechas, reales o imaginados, y de recrearlos con esa solemnidad de una declaración oficial de la Ejecutiva, ¿qué demuestra? Antes que nada, voluntad de seguir golpeando el yunque en un momento donde no se pueden disimular las intenciones. Se trata de mantener aquel principio que proclamó Pérez Rubalcaba en televisión el día 13 de marzo: «necesitamos un gobierno que no nos mienta». Tres años después, la eficacia de la explotación de la imagen del adversario como mentiroso sigue siendo el gran atractivo de los ideólogos y los estrategas socialistas. Se le quiere hacer pagar al PP por segunda vez -y quizá eternamente- todos los fallos por los cuales ya fue examinado en las urnas. Creo que el dañado por esa estrategia de actuación no es sólo el Partido Popular o Rajoy personalmente. También se daña a la sociedad, que encuentra un nuevo factor de división política, aunque el PSOE eche la culpa a «un partido que se empeña en sembrar dudas». Y empiezo a sospechar que tampoco se beneficia el mismo Partido Socialista, que transmite sensación de rencor y escasez de ideas por la explotación de viejos argumentos, cuando debería transmitir ideas nuevas y proyecto de futuro. La declaración de ayer nos deja con una sensación agridulce: la sensación de que «Miramos adelante», pero por el espejo retrovisor.

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