Diario de León

DESDE LA CORTE

Octava potencia económica mundial

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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YA IBA SIENDO hora, señor Rodríguez Zapatero. Ya iba siendo hora de que bajara de la teología y se acercara al país de los intereses. Resulta que en España disfrutamos una situación económica envidiable. Llevamos una fantástica velocidad de crecimiento. Se crea empleo. Corre el dinero, aunque no para todos. Esto viene siendo así desde hace más de diez años, y a este Gobierno le tocó el periodo de mayor bonanza. Sin embargo, este equipo de gobernantes apenas habló de eso. Permitió que el debate público sea el de la política del caos y la crisis de España como nación. Y lo más llamativo (¿puedo decir dramático, puedo decir quizá cachondo?): nos hemos situado como octava potencia económica mundial, y no nos hemos enterado. Cuando dábamos ese paso, quizá estábamos discutiendo qué hacer con un tipo que estaba en huelga de hambre. Esa ha sido la España de los últimos tres años: un navegar por la miseria política, las ambiciones personales, los conflictos de clases dirigentes, las estrategias de poder, mientras la España económica hacía su vida, creaba sus ricos espectaculares y subía en los indicadores sin hacer caso del espectáculo político. Por eso leo los datos que ayer dio el presidente en la Bolsa, y no tengo más remedio que decir: ya era hora, señor Zapatero. Ya era hora de que saliera de las trampas en que usted mismo se ha metido, por un entendimiento visionario de su misión. Ya era hora de que tuviera la inteligencia elemental de lucir lo único bueno de su gestión. Y ya era hora de que al menos usted dijera eso de que aumentamos el PIB por encima de los países del G-7, o que hemos tenido el mejor año de la democracia. Aunque lo niegue, hubo satisfacción propia y autobombo en su puesta en escena. Supo anticiparse a las críticas, con el reconocimiento de problemas como la baja competitividad, la balanza exterior o la inflación. Creo que para él, incluso para él, ha sido un ejercicio de realismo. Pero ha sido, sobre todo, un aviso al personal: desea dar un giro al debate público español. Él mismo lo dijo: quiere que los datos de ayer sirvan para promover un debate colectivo. Es decir, quiere aprovechar el tiempo previo a las urnas para echar tierra sobre los charcos pisados y andar sobre arenas menos movedizas. Quiere mostrar su cara más presentable. Y es que se ha dado cuenta de que los otros caminos emprendidos le llevan a la derrota. Sólo tengo tres dudas. Una: que, acostumbrados al caos político, ahora haya muchas resistencias para alabar la gestión económica. Otra: que los problemas políticos son tan graves, que hace falta mucha tierra para disimularlos. Y la tercera, que quizá llegue tarde. La desconfianza política creada y enraizada es difícil de superar.

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