EN POCAS PALABRAS
Fiebre inauguradora
ESTAMOS metidos de lleno en tiempo de inauguraciones apresuradas en la inmensa mayoría de los municipios. Los equipos municipales alardean de las mejoras que han auspiciado en forma de nuevas infraestructuras, dotaciones o servicios. Mejoras que, convienes recodarlo, han sido sufragadas íntegramente por los propios contribuyentes, que se han visto obligados a asumir en ocasiones endeudamientos desproporcionados que enajenarán la voluntad de los futuros ediles durante muchos años. La democracia, ya se sabe, tiene ciertas servidumbres. De cualquier modo, gobernar bien no es necesariamente inaugurar mucho. En otras palabras, debemos asistir a esta acumulación de estrenos con espíritu crítico y con una buena dosis de desconfianza.