AL TRASLUZ
Sea lo que sea
DICE una canción country que un perdedor no sabe que lo es hasta que ya ha perdido. La balada no se refiere a candidatos electorales, sino a los enamorados, idealistas y demás peregrinos del camino. Los políticos quieren ganar siempre, los personajes de las canciones country se conforman con sobrevivir a cada golpe. Escribí en mi anterior columna que me he relacionado con muchos políticos, a algunos de los cuales les deseo lo mejor. Ahora bien ¿qué es lo mejor? A veces, ganar es perder; otras, perder es ganar. Puede que dicho razonamiento suene a estribillo de canción trasnochada. Quizá. Pero sólo el paso del tiempo permite diferenciar con claridad triunfos de reveses. Entre a otros, deseo lo mejor a Amilivia, Ana Guada, Francisco Fernández, Humildad Rodríguez, Alejandro Valderas... a todos ellos les aprecio y admiro, independientemente de que rivalicen entre ellos, y que el triunfo electoral de unos implique la derrota de otros. A estas alturas de la canción, me interesan las personas más que las siglas. Pero intuyo algo: nada compensa nada, si cuando el político llega a su casa, gobierne o esté en la oposición, no siente que puedes mirar sin vergüenza a los suyos, que no ha traicionado su propio programa electoral de vida. Sí.... ¿qué es lo mejor? Ganar, perder, mantenerse, quedarse marcharse... ni los propios interesados pueden realmente saberlo, más allá de sus legítimos deseos a corto plazo. Ahora bien, Africa tiene problemas, León sólo aún mucho por hacer. No teatralicemos. Esta tarde pondré mis viejos vinilos de Kris Kristofferson. Y brindaré por ese puñado de cosas que aún valen la pena y de las que nunca se habla en los mítines, aunque sostienen nuestras vidas. Y voy a desearme también a mí mismo lo mejor, sea lo que sea.