EL RINCÓN
El ruido y la furia
NOS van a oír. El Departamento de Estado de Estados Unidos ha elaborado un informe en el que se asegura que los extremistas islámicos continúan activos en España. Al mismo tiempo, y como el que no quiere la cosa, ya que tampoco es deseable, nos advierte de que ETA, tras el atentado de Barajas, «parece probable que continúe cometiendo actos de violencia». No pueden sorprendernos esas sonoras predicciones. Lo único raro es que sean simultáneas al optimismo del presidente Zapatero, que está seguro de que nuestra economía vive el mejor momento que recuerdan los más viejos de la localidad, entre los que dicho sea de paso me encuentro. Hablando de economía, hay que reconocer que el tema de Marbella es inagotable. Ofrece la ventaja de que, comparado con lo que se ha sustraído en ese Excelentísimo Ayuntamiento, todos los latrocinios perpetrados en otros lugares nos parecen insignificantes. Después de la operación Ballena Blanca, quizá alusiva a Jesús Gil, que no deja descansar en paz, y de la operación Malaya, ha venido la mal llamada operación Hidalgo. Una serie de golfos de levita, o sea, de los que nunca practicarán el robo del tirón, han sido detenidos. Abundan los letrados que se dedicaban a hacer números. El crimen organizado y el blanqueo de dinero son cosas que siempre han exigido el concurso de los hombres de leyes. Don Corleone ya lo sabía. Quizá sean fundados los gratos vaticinios de nuestro desigualmente querido señor Zapatero, pero el bienestar económico resulta un tanto increíble dado el número de respetables granujas por metro cuadrado o por milla de oro. Total, que siempre hablan del infierno terrorista o del paraíso fiscal. Los demás seguimos en el limbo.