EL EQUILIBRISTA
El camino de la razón
LOS BUENOS MAESTROS, que son casi todos, se llevan el trabajo y los problemas para casa. En función de su responsabilidad social, no están muy bien pagados: porque ellos son los que perfilan la sociedad del futuro (educan, expanden conocimiento, preparan). La cosa de la LOGSE es una losa de la que no han conseguido librarse y que nos ha retrasado culturalmente, muchísimo. Los índices de mayores trastornos psicológicos, producidos por la jornada laboral, los sufren los maestros. Los maestros cargan a sus espaldas mil problemas, y pelean a diario por innovar, por ser eficaces y cada vez más útiles a la sociedad. Los maestros estudian, se renuevan, se ilusionan aún cuando la jubilación acecha... Entono, pues, un laude bien alto para los maestros. Esos que, a pesar de su escaso prestigio, nos han colocado a todos en el lugar que estamos. Por lo tanto, que no los miren con malos ojos si dicen que no quieren dar clases vespertinas en junio y septiembre: creen que es lo mejor para el alumnado. Por este motivo, con vehemencia, yo quiero levantar la bandera de amor al Magisterio. Enviar reconocimiento público a los maestros y, como adivino jornadas ásperas, quiero ponerme al lado de la razón. Y la razón necesita diálogo, y puntos de vista, y discusión serena. Por lo tanto apliquemos la razón a este conflicto que va a enturbiar las aguas de la educación gallega, que va a desmoralizar a unos (los maestros) y contrariar a los otros (la Administración, que cree que actúa convenientemente). Sigo pensando que el camino de la razón es, sin duda, el mejor de los caminos. Y a la razón casi siempre se llega... hablando.