TRIBUNA
Desde El Bierzo a Tánger Maltrato y educación
AL SER humano casi nunca le resulta fácil dar el brinco de un país pateado a otro desconocedor de sus huellas, o de una cultura familiar a otra ajena, asimismo de un idioma al alcance de su voz diaria a otro de extrañas significaciones y sonidos, de un continente sabido, estudiado o vivido a otro en casi nada semejante, o de una civilización conocida a otra diferente, sobre todo cuando los años mozos hace tiempo que han quedado atrás. No obstante cuando el salto es ascensivo y de orden espiritual la emoción, el entusiasmo quiebra todo obstáculo. Y esto último es lo que le está ocurriendo al cura de mi pueblo, quien para sorpresa de su apartadiza feligresía acaba de asomarse bien asomado a los medios de comunicación estos días salpicados de lava del Etna y del brote irascible, sanguinario del terrorismo en Marruecos o en Argel. Sorpresivo su anuncio de despedida a esta tierra tan berciana como fronteriza, propincua a la camaradería y a la hospitalidad y sus dones inabarcables. Sorpresivo y cristianamente, o, mejor, católicamente gozoso, porque gozoso es el que este sacerdote de sonrisa afable, bastante silencioso, de voz calmosa y demasiado baja para las homilías, más que nada en las iglesias como la de Busmayor, donde la megafonía se halla fuera de su alcance desde siempre, que en esto sí le venía bien al padre uno o dos tonos más altos, alegre es, remacho, que suba a arzobispo desde la ruralía, ya que rurales son los ayuntamientos de Vega de Valcarce, Balboa y Barjas , donde ejercita su labor pastoral desde hace un lustro y que no es otro que el franciscano gallego Santiago Agrelo, actividad compaginada con la labor docente desde su cátedra de Liturgia y Teología en el Instituto Teológico de Santiago de Compostela. Pues sí, alegría mesurada, que tampoco vamos a hiperbolizar, hay en los parroquianos, pues si bien esta zona ha tenido buenos curas ( a mi mente veloz acude la figura del también gallego don José Rajal , que en tiempos de la guerra civil, como me contaban mis padres, muy ensotanado podaba con destreza los árboles, labraba la huerta y sin cesar sembraba en abundancia concordias más afectos entre huidos y franquistas, lo que le valía el respeto de todos; asimismo el fallecido hace pocas fechas Raúl Delgado Corcova, que tanto luchó ya por el bienestar espiritual, ya por el físico de sus parroquianos, quienes no olvidan sus fructíferas gestiones carreteriles y otras de similar o distinto tipo), en ningún momento hasta ahora nadie alcanzó la prelatura. De modo que hoy toca hablar del padre Agrelo por cuanto, según acabo de avanzar, se va de arzobispo, sí, a la ciudad marroquí de Tánger, que cuánto español aún se habla en tan marítima urbe, en un tiempo lejano bajo nuestro dominio. En fin, quiero decir que es hermoso que el cura de mi pueblo se haya aproximado más a Benedicto XVI, el papa que al decir del mesonero de Molinaseca con antelación a convertirse en Sumo Pontífice, cuando era el cardenal Joseph Ratzinger, en peregrinaje a Santiago, hizo uso de su instalación con gratitud , motivo por el cual, a modo de premonición, al poco tiempo le envió una postal muy europea, firmada ya como «futuro papa Benedicto XVI». La gente de mi pueblo, además de la restante feligresía, se alegra por él. Pues el servicio sacerdotal con su marcha, dada la conocida por todos precariedad del mismo, se verá aún más mermado, si no que se lo pregunten a los de Fabero o a los fornelos. Ellos mejor que nadie saben que a cura ido nunca se sigue la reposición en iguales o parecidos términos. De manera que si ahora con reducida frecuencia gozaban de la presencia sacerdotal, en adelante las cosas serán peores. Pero ellos son generosos y le otorgan varias dosis de alegría . Pues un arzobispo es un arzobispo, casi nada. De ahí a cardenal y luego a papa. Que vete tú a saber si este padre franciscano, que con diferente rango al también franciscano padre Lerchundi, arribará en breve a la segunda ciudad más importante de Marruecos, no llegará alto alto. En cualquier caso un arzobispo es mucho mucho, y a unos «pueblos de sonido humilde» , conforme poéticamente ha pronunciado nuestro flamante Premio Cervantes, Antonio Gamoneda, tales son los hasta ahora pastoreados por él, nunca les ha sucedido evento parecido. Así pues, cuando en adelante la televisión por algún motivo ponga su imagen delante de sus ojos labradores, enseguida lanzarán al aire: «Mira, o cura que foi noso». ¿HAY ALGUIEN a quien no preocupe la situación de la enseñanza secundaria en España? Estamos seguros que no, salvo que se trate de un optimista desinformado. En muchas ocasiones, un optimista es simplemente un pesimista con mala información. Pero se suele dar también el caso del pesimista, que lo es no por sistema, sino porque se trata de un optimista bien informado. Al margen de optimismos y pesimismos, los datos reales suelen ser buen aval para decantarse. Y en la enseñanza secundaria española comprobamos que las amenazas graves entre escolares, al igual que la agresión física, no han variado en los últimos siete años. Y eso sí es preocupante; lo es tanto para la ciudadanía en general, como para el Defensor del Pueblo y para Unicef en el informe que han presentado hace unas semanas sobre violencia escolar, centrándolo en el período 1999-2006 y referido al ámbito de la ESO. Tanto las amenazas como los insultos forman parte de un concepto más amplio como es el maltrato. De la misma forma que existen otras variantes de ese: ser ignorado, impedir la participación, apodar, hablar mal de alguien, ser robado, pegar, amenazar, acosar sexualmente,¿ y es precisamente en conceptos como los aludidos donde se han basado Unicef y el Defensor del Pueblo para completar parte del informe arriba reseñado. El dato positivo es que las conductas menos graves sí que han descendido en el período estudiado, sobre todo entre estudiantes. Los centros donde hay profesores que han sido amenazados por alumnos son muchos; es más, los datos son para llevarse las manos a la cabeza. Para la mayoría de los medios de comunicación, la educación no está de moda y pasan bastante de la convivencia escolar y de la problemática educativa. Suele interesarles más el maldito morbo que puede suscitar el hecho de que un alumno o alumna atice o navajee al profesor o profesora, sin llegar a entender que -en la mayoría de las ocasiones- los medios de comunicación pueden actuar de prevención, por el mero hecho de denunciar, comentar o referir una situación. En los niveles educativos que nos movemos muchos docentes, trabajando con mayores de dieciocho años, no es común encontrar comportamientos de maltrato. Es más, cuando surge algún conato de indisciplina es el propio alumnado quien resuelve un sin fin de situaciones, indicando la puerta al «presunto» violador de las normas de convivencia. Casi siempre sobra la administración educativa. Sin duda es una suerte y una satisfacción comprobar que existen numerosos caminos para evitar situaciones indeseadas; máxime cuando se es consciente de que la administración educativa carece hoy de instancias capaces de poner autoridad, salvo por el recurso al miedo o a la amenaza. Que nadie lo dude, lo que no consiga el profesorado será un problema latente. No existe ni una sola instancia administrativa que sea capaz de reemplazar al profesorado en el trato, solución y prevención de problemas de convivencia. ¿La inspección educativa? Pregunte, pregunte al profesorado antes de decir barbaridades. Lo cierto es que, a veces, el alumnado no recibe buenos ejemplos de sus mayores. Y no nos referimos al ámbito familiar, sino al ámbito social. Fijémonos en un ejemplo: el presidente del Gobierno elige a un maltratador de género para negociar con ETA. Nos referimos a Jesús Eguiguren, condenado por malos tratos a su mujer. Resulta ser el correveidile del Gobierno socialista con ETA. Dimitió del Parlamento Vasco y de la Comisión de Derechos Humanos de esa misma Cámara tras ser condenado, aunque aún pertenece en la ejecutiva del PSE. Pero no es el único caso. Estos maltratadores se encomiendan a Dios en público, pero martillean al prójimo siempre que pueden. Para evitar la vulgaridad del maltrato existe la información. Y si alguien desea o precisa información puntual tiene varias páginas en la red para formarse e informarse. Pero sobre todas hay una: «La Mirada de Jokin». Ahí está, al alcance de todos. Huelga decir quesiempre ha estado presente en mi blog. La leo siempre que me es posible. Y suele ser a diario. La recomiendo siempre que puedo y, me consta, que muchos profesores y profesoras la utilizan como ejemplo entre su alumnado. No hay ninguna duda: Lo bueno hay que apreciarlo y, quien no sabe hacerlo, jamás sabrá lo que pierde.