LA VELETA
PSOE/PP, una lucha desigual
A CINCO semanas de las elecciones municipales y autonómicas, los partidos empiezan a exhibir, como los vendedores de feria, sus mejores productos, y así, mientras los socialistas sacan en procesión a su secretario general, que es además jefe del Gobierno, como a un icono de la ultramodernidad social, los populares se sienten aliviados porque su presidente Rajoy ha salido airoso del interrogatorio a que le sometieron unas docenas de ciudadanos en la televisión (pública). Si el PP quiere convertir estas elecciones en las primarias de las generales siguientes, ya en el 2008, más que batirse ahora municipio a municipio, alcalde a alcalde, concejalía de urbanismo a concejalía de urbanismo, debería exhibir a las figuras de su dirección, en las que se refleja, o habría de reflejarse, la esencia del partido, como sucede en el resto de las fuerzas políticas. Pero mientras el PSOE ha reunido en la madrileña placita de toros de Vista Alegre, castiza y «arrebatá» como el barrio de Carabanchel donde se ubica, no sólo a su plana mayor sino también a Felipe González, la figura más deslumbrante de su pasado, bajo la cual podría nublarse el resplandor de Zapatero, en el PP no hay el menor afán por mover a su secretario general, Ángel Acebes, en esta campaña, ni a apelar, aunque se sintiera apelado, a José María Aznar, por la actualización judicial de los episodios discursivos que protagonizaron los máximos dirigentes populares entre los días 11 y 14 de marzo del 2004. La inoportunidad cronológica del juicio por el 11-M, cuya celebración no se esperaba en Génova 13 hasta después de las próximas elecciones generales, no abrillanta la figura de Acebes, de Zaplana ni de Aznar, por lo que probablemente muestren su perfil más bajo durante unas semanas. El PP no puede fracasar en estas elecciones porque ello supondría la posible convocatoria urgente de un congreso extraordinario para depurar estrategias y personalidades. De ahí que los socialistas prefieran obtener el 27-M menos votos que los populares para que en la acera de enfrente todo siga igual, es decir, con Ángel Acebes defendiendo día tras día la exquisita veracidad de sus informaciones durante los tres días de autos, y ya con la presumible sentencia judicial trazando una clara línea divisoria entre la verdad de los hechos y la falacia interpretativa. De donde puede deducirse que de estas elecciones sólo pretendería el PP que la imagen de Rajoy despierte mayor aceptación social y que las urnas les concedan un resultado lo más alentador posible. Apuntalar sólidamente a Rajoy, mientras entra en período de evanescencia la figura de Acebes, sería el objetivo prioritario popular.