CUARTO CRECIENTE
¿Nuestro espejo?
DERECHA versus izquierda, un hombre enérgico frente a una mujer decidida, un candidato agresivo y de perfil poco conciliador frente a una propuesta de entendimiento y atención a las necesidades de los más desfavorecidos, dos presidenciables de menos de 55 años que llevan años preparándose son las dos opciones por las que tendrá que decantarse el electorado francés tras las votaciones más concurridas desde 1965. En esta ocasión, el bipartidismo, llevado a su máxima expresión, tendrá como elemento bisagra al centrista Bayrou quien se ha embolsado la nada despreciable cuota del 18%, clave para las escasas tres semanas que quedan hasta la votación del 6 de mayo. La campaña presidencial marcada por el enfrentamiento entre el neogaullista y la socialista supuso un revulsivo para la sociedad francesa tan necesitada de un cambio al que, paradójicamente, teme. Los sondeos más recientes siguen dando ventaja al candidato de la UPM, sin embargo, la incorporación de muchos jóvenes y el miedo de una parte de la población de origen foráneo a la dureza de Sarkozy pueden favorecer el voto útil hacia Sègolène. Lo que sí hemos podido constatar durante las últimas semanas es que las inquietudes de los franceses no difieren mucho de las nuestras: la deslocalización de los procesos industriales que está provocando un crecimiento desmesurado del paro, la necesidad de incrementar las inversiones en I+D para garantizar la competitividad empresarial, la seguridad en las calles, la subida del salario mínimo, por cierto, más del doble del español, y las pensiones, la construcción de viviendas sociales, la ayuda a que los jóvenes encuentren su primer empleo, la violencia doméstica, etcétera. Un espejo en el que mirarnos de cara a las elecciones de 2008, un reflejo que debiera hacernos reflexionar.